Hoy, en uno de los grupos a los que di clase, tuve oportunidad de acordarme de "Un mensaje a García" y de mi abuela hablando de mi tío R.
Mi mamá me pasó un librito pequeñito cuando yo era niña y lo he recordado siempre. Lo guardé mucho tiempo, tal vez todavía esté por ahí: un mini-librito de cartón... En ese entonces no me fijaba en los autores de lo que leía, así que ni idea de que lo escribió Elbert Hubbard (AQUÍ está). Ahora puedo tener una mirada crítica sobre la lógica capitalista o autoritaria o bla, bla del texto, pero también puedo seguir apreciando el mensaje que me sirvió: hay que hacer lo que hay que hacer: buscar cómo.
Mi forma de ser no se inclina a resolver cuestiones prácticas; se me puede hacer muy complicado; sin embargo, aprendí que había que hacer lo que hay que hacer y que, lo que me tocaba, durante la infancia y adolescencia, era "la escuela". Así pues, había que hacer, por ejemplo, la tarea. Y quisiera transmitir por qué elijo decir: "había que hacer la tarea", en lugar de "tenía que hacer la tarea". No es que me sintiera obligada, como si en mi mente existiera la posibilidad de no hacer la tarea y las fuerzas externas a mí -los adultos, el sistema de recompensas- me obligaran a hacerla: es que me correspondía hacer la tarea de modo que no contemplaba la posibilidad de no hacerla; por lo tanto, si algo me impedía hacer lo que me habían encargado, había que resolverlo.
Y ahí entra mi abuela hablando de mi tío R.
No recuerdo a propósito de qué situaciones específicas, pero más de una vez escuché a mi abuela reconvenir a alguien y poner de ejemplo que mi tío R, cuando se le encargaba algo, iba y lo traía: si en la tienda de siempre no lo encontraba, iba a otra o a otra y, si de plano no había "eso" justo, compraba algo que pudiera considerar equivalente. El producto del que mi abuela hablaba en el ejemplo era el chile que usaba para hacer chile colorado: supongo que pasó en una sola ocasión que impactó a mi abuela y desde entonces contaba: mi tío, si se le encargaba chile mirasol y no había, traía pasilla o guajillo o algo, pero no regresaba con las manos vacías.
Mi abuela y su cocina funcionaban de tal manera, que no habría podido emplear un chile que no fuera específicamente el que había encargado, así que la iniciativa de mi tío no le era útil; pero le enorgullecía. Y seguro que a mi tío sí le es útil en el trabajo, en la vida.
Silvia Parque