Dentro de mi programa "Conoce lo español" estoy llevando a mi swap a todos los restaurantes españoles a los que mis amigos españoles no quieren ir y que yo me muero por pisar. Reconozco que no había comido tanto pimiento de padrón ni tanto pulpo en mi vida. Pero Craig, mi único amigo inglés, es un señor y en su desmedido british charm no sabe decirme que no a cualquier plan que le propongo.
Empezamos, como no, en Los Molinos, ese restaurante español en Hammersmith donde pasé de no tocar una bandeja en mi vida a solucionar problemas con los clientes y ser una especie de manager cuyas responsabilidades variadas pasaban por identificar el balsamic vinegar, los red hot chili peppers y las 101 especias que no podrían ni oler los clientes a riesgo de muerte instantanea -cuantas aventuras con las necesidades raras de los british, cuantas risas en la cocina, cuantas tortillas especiales, cuanto arroz con leche engullimos a las 12 de la noche...-. Siempre Rosana o Sabina, dependiendo de quien pinche esa noche. Sin duda hasta ahora, donde mejor español se come -y donde he llevado a casi todos los amigos que han venido de visita-, ¡no olvidar los mejillones!
Luego tocaban Salvador y Amanda, hasta ahora es el más mono de todos, situado en Covent Garden y con un espacio impresionante, varias alturas, reservados, la música no es muy española pero si pudimos oir algo de flamenquito. Las camareras que nos tocaron un poco setas y el precio por las nubes con tapas más bien pequeñas (vamos que si, nos pedimos tap water).
Luego está Carmen que es uno que está en Clapham Junction al que llegué por casualidad y al que no pretendo volver nunca. Hacia frio dentro del local y aunque las tapas no estaban mal, me tocó oir a los camareros catalanes decir estupideces del tipo: "los españoles tienen complejo de ser españoles, vamos que si pudieran serían catalanes" o "el catalán fue el primer idioma de la península ibérica". Oímos muchas teorías suyas más que me dejaron alucinada, se las contaba a un italiano que el pobre con sus problemas de lenguas nacionales ya tienen bastante (yo no tenía ni idea de que se hablaban tantos idiomas dentro de Italia hasta que llegué a Londres).
El último ha sido esta semana con Víctor, fuimos a Tendido Cuatro porque otro cliente nos habló de él. Pertenece a la cadena de Cambio de Tercio, que tiene un look bastante torero y otros locales como Capote y Toros o Tendido Cero, bastante conocidos por estos lares. Aqui en Londres se estila mucho eso de cobrarte un sobrecoste en las comidas -te incluyen un 8, un 10 o un 12% de total consumido- que generalmente no va a parar a los camareros. Aqui nos cobraron un 12,5% y la verdad es que comimos bien pero 1. Yo solo dejo propinas cuando el servicio ha estado bien, no cuando ha sido simplemente "hacer su trabajo" yo me curraba mucho que mis clientes se fueran con una sonrisa "debajo del brazo" o con una experiencia "en la cara" asi que quiero que hagan lo mismo conmigo sino, no se llevan mis dos pounds (y tampoco pago el servicio extra). 2. ¿Por qué el dueño me va a cobrar dos veces por la misma cosa?. Asi que comimos bastante bien excepto un pulpo un poco grasiento pero tampoco de repetir.
Mañana me toca otra cadena: La Tasca. Voy con Craig al de Covent Garden. ¡A ver qué tal se presenta!