Revista Talentos

Gaviotita

Publicado el 28 enero 2015 por Lluna
Gaviotita
Anais caminaba frente al mar, de repente escucho un sonido que la alertó, una pequeña gaviota que apenas sabia volar cayó en las aguas, la mujer aguardó unos instantes la gaviotita movía sus alitas con dificultad, emitía un suave graznido, como un lloriqueo, Anais la tomó entre sus manos, posiblemente volaba junto a otras, su madre entre ellas que la enseñaría volar, a causa del viento quizás, cayó, decidió ocuparse de ella.
Anais, se llevó a su casa a Gaviotita, que así llamó, la puso en caja de madera que llenó de algodón, para que se sintiera cómoda, remojaba pan con leche y pacientemente acercaba al pico de la pequeña ave, día a día gaviotita mejoraba, sus ojitos brillaban, aunque Anais sabía que en el alma de Gaviotita habitaba tristeza, añoraba a los suyos.
Anais, cada tarde bajaba a la playa, a lugar donde encontró a la pequeña gaviota, una semana después revoloteaba un grupo de gaviotas grandes, una bajaba hasta justo donde cayó Gaviotita, Anais intuyó que era la mamá esperando encontrar a su cría, Anais pensó que era el momento de llevarla a la playa.
Una tarde, la miró dulcemente y le dijo ‘Gaviotita ya sanaste, te vas con mamá’, en la misma caja que fue su nido durante los días que la cuidó la acercó a la playa, la dejó sobre la arena, a los pocos minutos allí estaba la gaviota madre, ambas rozaron sus picos, se besaron, Gaviotita emitía sonidos alegres, era feliz al ver a su madre, por unos instantes, la mirada de la madre encontró la de Anais, le daba las gracias por cuidar a la pequeña.
Anais, un tanto triste, contemplaba como se alejaban las gaviotas, se encariñó con el ave, pero cada uno tiene su lugar y allí debe estar.
Magda Jardí
©Derechos reservados

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