Holocausto que adjudicamos a la naturaleza. Comparsa de piadosos que miran detrás de las ventanas a los abandonados que recogen lo que pueden en las calles, siguiendo la amargura de su maldición… ¡Cuánta tristeza agrieta, hoy, el corazón de los sensibles!
¿Dónde quedó Alicia? ¿Dónde el País de las Maravillas?... y los conejos. Que aparezca el espejo, o se abra el sésamo, para no morir de espanto... de espanto".
RNPI Susana Inés Nicolini
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