Geografía mínima de un pequeño desastre

Publicado el 15 junio 2012 por Cefiro

Los pozos hacia arriba nos dejaron el pelo mojado. Las nubes dejaron caer sus lápices sobre la tarde y salieron corriendo a cobijarse. También los perros y el sol. El viento descompuesto. Todos menos tú que permaneciste altiva frente al sirimiri, abiertos la boca y los brazos. Y tras el parpadeo todo pareció más limpio. Después se instauró el silencio como una ley, como una losa de culpa o de perdón caída a nuestros pies y la humedad que aún resbalaba por tu rostro empezó a dibujar otras formas de huir nuevas y desconocidas.