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Geonauta

Publicado el 25 julio 2013 por Oscar Ercilla Herrero @geologoentuvida

He de confesar que antes que ser geólogo tuve dos preferencias. La primera fue ser pescador, con solo cinco años. Todo fue una especie de culo veo culo veo mientras paseaba con mi tío junto al Carrión, el río que pasa por mi ciudad, y donde vi a un hombre pescando, pero mi impaciencia me hizo comenzar a lanzar piedras al agua.

Aquella idea me duro poco, solo unos días. Entonces surgió mi segunda aspiración que consistía en ser astronauta. Todo fue originado por un dibujo del colegio en el que nuestra profesora, Doña Margarita, nos pedía que dibujáramos lo que queríamos ser de mayores. La inspiración debió de surgir de un atlas mundial que aún tenemos en casa, donde aparecía una representación del sistema solar con sus originales nueve planetas.

De aquello aún conservo mi pasión por la astronomía. No es que sepa reconocer las estrellas y las constelaciones cuando las veo, si algún planeta, pero me gusta alzar la cabeza y ver la vía láctea cuando no estoy en una ciudad y sobre todo la Luna.

Un hombre cumplió mi sueño híbrido hace varias décadas.

Harrison SchmittHarrison Schmitt se convirtió en el undécimo hombre en pisar la Luna, el penúltimo en marcharse de ella el 14 de diciembre de 1972 y de entre los doce hombres que han pisado nuestro satélite el único científico. Y encima geólogo.

La carrera de Schmitt en la NASA comenzó en el año 1965, después de que el presidente JF Kennedy hubiese expuesto ante el mundo que su país sería capaz de llevar a un hombre a la Luna antes del final de la década de 1960. Un desafío que llegaba en medio de la guerra tecnológica que EEUU mantenía con la URSS, quien se había puesto en cabeza en el ámbito espacial tras ser capaces de poner el primer satélite en órbita en 1957 (Sputnik 1) y el primer hombre en el espacio en 1961 (Yuri Gagarin).

Schmitt fue uno de los pocos científicos que lograron formar parte de la cuota de posibles futuros astronautas para las misiones Apolo, cuyo objetivo no era otro que hacer que un estadounidense fuese el primero en pisar el satélite. La vida no fue fácil para este grupo de personas debido al entorno militar de aquella recién nacida NASA, donde los militares era la amplia mayoría dentro de las pruebas a las que se veían sometidos para lograr ser uno de  los privilegiados tripulantes de alguna de aquellas naves. La energía y el saber estar de Schmitt lo introdujeron dentro de los elegidos.

Después de que el 20-21 de julio de 1969 (depende de la zona del planeta) Neil Amstrong y Buzz Aldrin posaran sus pies en la Luna, a bordo del módulo lunar del Apolo 11, otras seis misiones trataron de repetir aquella épica, con un único caso en el que no se lograra el objetivo, en la conocida misión del Apolo 13, que finalmente no fue una catástrofe.

En estas sucesivas misiones el interés comenzó a ser más científico, en donde Schmitt tuvo mucho que ver. Su tarea principal fue la de adiestrar a los astronautas que descendían en los módulos lunares sobre cómo seleccionar y tomar muestras ante la imposibilidad de que él mismo pudiese ir a tomarlas.

Fue uno de los primeros que pudieron estudiar las muestras rocosas traídasSuelo naranja desde el satélite y para la misión Apolo 15 formó parte de la tripulación reserva, lo que le convirtió en el primer científico-astronauta en lograrlo y aumentando sus posibilidades de  formar parte de alguna de las siguientes tripulaciones oficiales, algo que ocurrió para la misión Apolo 18 que finalmente fue cancelada.

Pero en agosto de 1970  su nombre entra dentro de la nómina de astronautas para la tripulación del Apolo 17, la última que llegaría hasta el satélite y que despegó el 7 de diciembre del año siguiente, en substitución de uno de los astronautas que iban a partir a la Luna.

Schmitt tuvo la fortuna de realizar la etapa más larga de exploración del satélite con casi 22 horas de trabajo de terreno durante casi tres días completos de estancia en la superficie. Su labor lo llevó a recolectar 115 kg de roca en la cara visible de la Luna y no la oculta, como en principio era su deseo y de buena parte del comité científico de la NASA.

Entre las muestras recogidas se encuentra la que hasta el momento es la más interesante de todas. Se trata de una roca de color anaranjado, denominada troctolito 76535, en la que se encuentran evidencias de que la Luna pudo tener un campo magnético primitivo.

Canica azulSchmitt, durante el vuelo de ida a la Luna tomó una de las fotografías más icónicas de nuestro planeta, la denominada “Canica azul”, una fotografía completa del planeta a varios cientos de kilómetros de la superficie y con gran detalle, una imagen en la que se distingue a la perfección África, Madagascar y la península Arábiga, con el océano Índico a la derecha.

Tras regresar, Schmitt permanece en la NASA dentro de diferentes comités científicos hasta 1975, momento en el que decide presentarse como senador por el partido Republicano de su estado natal, Nuevo México, saliendo elegido.

http://www.youtube.com/watch?v=ZjOnsbodCus


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