Revista Diario

Gestionar la incertidumbre.

Publicado el 24 noviembre 2010 por Miguelmalaga
GESTIONAR LA INCERTIDUMBRE.
El otro día, como buen alumno participativo, le pregunté al profesor de Gestión por competencias del Master de Dirección de Recursos Humanos que estoy terminando acerca de como podía afectarnos en nuestra vida profesional las malas noticias económicas que nos llegan todos los días. Él contestó que, por su parte, él solo podía gestionar su propia área de influencia, es decir, que se ocupaba de hacer lo que estaba en su mano para transitar por estos tiempos de la mejor manera posible. Respecto a lo que estaba fuera de su alcance, poco podía hacer, así que preocuparse por ello es inútil.
He estado reflexionando sobre ello. ¿Es la actitud correcta? Sin duda es lo mejor para sobrevivir en el día a día sin caer en el miedo, el gran acosador en este joven siglo XXI. Mi compañera Snow twitteaba (¿se dice así?) acerca de una competencia llamada "gestión de la incertidumbre". Quizá las empresas busquen hoy día perfiles capaces de desarrollar esta forma de comportamiento.
Lo cierto es que, queramos o no, la incertidumbre se ha instalado en las hasta hace poco confortables vidas de muchos ciudadanos de este país. Trabajar, hacer negocios, en una situación de expansión económica es relativamente fácil. En las situaciones de crisis hay que unir la imaginación al trabajo para salir adelante. Está probado que en las situaciones límite, como en las guerras, los países contendientes suelen establecer record de producción en sus fábricas y las ciencias avanzan a paso de gigante.
No estoy de acuerdo con esa famosa máxima que dice que las crisis engendran oportunidades. Las oportunidades se dan más bien cuando la economía funciona y los negocios son constantes. Los periodos de crisis son más bien idóneos para dedicarlos al aprendizaje, al reciclaje personal, para salir reforzados de la misma. Es este un gesto de generosidad de quienes tenemos esta dedicación en estos momentos. Estamos dispuestos a dar parte de nuestro tiempo, cobrando irrisorias prestaciones, para ser ciudadanos mejor preparados cuando se nos vuelva a llamar a la vida económica activa. El hábito de estudio y aprendizaje que hemos vuelto a adquirir será muy valioso en ese momento para la empresa a la que ofrezcamos nuestros servicios. Nuestro objetivo es que la relación con la organización en la que nos integremos sea retroalimentada por continuos procesos de aprendizaje mutuo. A todos nos gusta enseñar y ser enseñados.
Pero para poder volver a avanzar es necesario combatir a nuestro gran enemigo: el miedo. Lo primero que hay que decir que la señora incertidumbre no se va a ir, ha venido para quedarse y hay que aprender a convivir con ella. Lo mejor es no quedar paralizados, tomar decisiones, meditar sobre las mismas, retrotraernos a situaciones similares que se hayan dado en el pasado, analizar las soluciones que se dieron en aquel momento y, ante todo, ser imaginativos y generosos. Unidos, generando confianza mutua, el miedo acaba disipándose y la incertidumbre se convierte en un reto apasionante a la hora de gestionar el día a día.

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