Gracias Andreu

El equipo de Buenafuente. Él ya chupó mucha cámara.
Foto de El Terrat (que digo yo que como es en plan homenaje no se quejarán)

Al acabar el programa de Buenafuente, somos miles los que nos hemos quedado con una emoción parecida al último día de colegio. Con cierta sensación de desamparo, divertidos porque lo hemos pasado bien hasta hace un momento y sabiendo que tras el verano las noches no volverán a ser igual.
Como tantos  otros, Andreu, te quiero dar las gracias por haber derrochado ironía, capacidad crítica, buen rollo y cariño hacia los que estábamos en casa. Quizás todo sea debido a la complicidad involuntaria que se crea al formar parte de la misma generación, o a que el mando se encasquillaba y no había forma de cambiar de canal (comprar pilas), independientemente de la cadena en la que se emitiera.No me importa, para explicarlo razonadamente ya está Punset.
Gracias por haber sabido reunir un equipo tan formidable como el que tienes. Admiro la capacidad de los guionistas que han mantenido un nivel altísimo. Por fin Wyoming podrá disponer de gente capacitada para elevar el nivel de su programa (broma fácil, también me encantan los guionistas de El Intermedio). Te felicito, cómo no, por haber tenido tan buen ojo al elegir todos a todos tus colaboradores.
En especial tengo que darte las gracias por dar la oportunidad a Berto Romero de que llegara a más gente (yo sí vi sus tres estupendos programas, que me encierren con él si no se pone muy cariñoso). Recuerdo que la primera vez que apareció como colaborador (de los que se sientan), mi mujer, que normalmente no hace mucho caso de la TV -básicamente porque  a esas horas se dormía como cualquier ser humano- dijo: “El chico ese es buenísimo. Llegará lejos”.  Sí, yo también me sorprendí de que no hiciera ningún comentario sobre las apreciables cualidades físicas de Berto. A lo mejor la simpatía de ella hacia Berto Romero se basaron en compartir el apellido. Por fortuna el apellido no determina el aspecto físico. A mí me pasa lo mismo con Esther Arroyo, más que no ser familia, no parecemos ni de la misma especie.
Gracias por habernos dado un momento de relax y de diversión al acabar la jornada y por hacer que los vendedores de correctores de ojeras se hayan forrado a nuestra costa. 
Gracias porque además, entre broma y broma, entre crítica irónica y mezclado con chistes del momento, hemos aprendido de los invitados a los que entrevistabas con gran acierto. Cada día lo haces mejor.
Gracias porque tras disfrutar de tu programa un rato, la vida parece menos dura.
Doña Teresa: ¡Gracias!