La temática principal de este blog es la literatura y, en concreto, la literatura juvenil. No soy crítico literario ni tengo previsto llegar a serlo; soy, simplemente, un lector más y, por eso, las entradas de este blog van a ser comentarios personales a algunos de los libros que más me han gustado. Y puestos a empezar, lo haré por una saga que ha proporcionado horas de entretenimiento, no sólo a mí, sino a millones de lectores: Harry Potter.
No creo que nadie fuera capaz de prever el éxito apabullante de esta creación de J.K. Rowling. Millones de libros vendidos, 15.000 millones de dolares de beneficios para la autora, que se convierte así en la mujer más adinerada del Reino Unido, por delante de la Reina Isabel II. Cinco películas y dos más en camino. Camisetas, estuches, sábanas, mochilas... ¿No es esto éxito? Por supuesto, pero, más difícil que conseguir todo esto, es lograr que millones de niños, adolescentes, jóvenes y mayores hayan acompañado a Harry, Hermione y Ron a lo largo de siete intensos cursos.
Comencé a leer el segundo libro con poco interés y mucho escepticismo. De hecho, no empecé por el primero porque no lo tenía a mano y tampoco me importaba mucho. El escepticismo sólo me duró diez páginas, lo mismo que tardó en crecer el interés. Acabé el segundo tomo, conseguí el primero y ya no paré hasta el cuarto... porque todavía no había aparecido el quinto. Afortunadamente tengo un buen nivel de inglés (más me vale, porque soy profesor de este idioma) y he podido leer los tres últimos libros antes que muchos no angloparlantes. No he hecho cola en la puerta de la librería para ser el primero en comprar el libro recién salido de la imprenta, pero sí que me ha dado prisa para leerlo antes de que me pudieran contar el final. He devorado los siete libros de la saga y he disfrutado con sus más de 3.500 páginas. El día que finalicé Harry Potter and the Deathly Hallows, fue como despedirse de un amigo al que sabes que ya no te volverás a encontrar.
He leído diferentes críticas sobre Harry Potter, la mayoría muy positivas, pero no faltan algunos que lo tachan de superficial y plagado de tópicos. A mí, personalmente, me parece una obra faraónica: siete libros, uno detrás de otro, cargados de historias y de historia; siete cursos en los que los personajes evolucionan año a año como el resto de mortales; una historia coherente de principio a fin; un mundo paralelo con sus leyes y sus reglas en el que el lector llega a sentirse como en casa; y una gran variedad de hechizos, pociones, leyendas, animales y plantas mágicas...
¿No es esto una obra maestra? ¿No se ha ganado Rowling un puesto entre los grandes de la literatura juvenil? Yo creo que sí, y espero, con toda la ilusión del mundo, que esta gran escritora no se conforme con lo que ya ha logrado y nos deleite con más creaciones; aunque lo va a tener muy complicado para igualar la calidad de Harry Potter.