Gran Hermano 16
Y van 16 gran hermano oiga, ¿Y se ha curado el cáncer? ¿Y se ha mejorado los impuestos? ¿Y Franco que opina de esto? El día de la marmota, el mirar sin ser participe, ser espectador y no actor de tu propia vida. Decía Mario Moreno (Cantinflas) ¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno, ni lo otro, si no todo lo contrario.
Supongo que si mi bisabuelo viviera me daría de gorrazos para que avanzara,para que no estuviera inerte viendo la caja tonta o la caja lista (internet) Pero me lo diría en los últimos días de su vida, porque en época de Alfonso XII o la de Rajoy las personas pensamos lo mismo, que la vida es para siempre. Y no, ciertamente no lo es, basta para comprobarlo pasarte una tarde por cualquier unidad de cuidados paliativos. Pero no, ya sé que no tienes tiempo para eso, que tienes que ver gran hermano 16. Y si no es gran hermano, es gran aburrimiento, gran crítica o tus quehaceres.
La vida es para usarla, estrujarla, para rebañar con la cucharilla de la ilusión hasta el último gramo de la misma. Mirar un televisor, trabajar en lo mismo, quejarse de lo de siempre es dejar que el champagne de la sangre se caliente o se enfríe según tus creencias.
No te equivoques, a mí no me gustan los jóvenes con sus pantalones caídos, con su ropas uniforme, con sus patéticos grafitis o firmas de tres al cuarto que ensucian las ciudades. Pero les dejo estar, ya me gustaría darles mi opinión o llamarles al orden, pero uno no sabe si se enfrentarán a ti, te denunciarán sus padres o acabarás descalabrado por uno de sus botellones.
A los políticos a picar piedra, lo mismo que a los presos, a los mendigos organizados, a lo todo que vista con chándal y zapatos. Pero la vida no es corregir a los demás, no es imponerles tu visión. La vida es preocuparte por ti y ser feliz contigo mismo. Sea en Chándal, votando a Podemos o criticando al lumbreras que ha decidido cambiar a Baltasar por un Ronald Macdonald.
Mientras contemplas al gran hermano, mientras críticas al taxista de turno, mientras reniegas del saldo de tu banco, mientras no te dedicas a ti pierdes la vida.
Solo quiero que cuando te acuerdes, cuando tengas un momento de conciencia para ti te preguntes ¿Estoy haciendo lo que quiero hacer? Y sea cual sea tu respuesta, recuerda que estás a tiempo de cambiar tú vida. No tengas miedo al futuro, no te aferres al espejismo de la seguridad de la situación en la que te encuentres. Estar vivo es estar sometidos a cambios, involuntarios y voluntarios. Para los involuntarios no hay escapatoria, pero para los voluntarios si que la hay.
Solamente Dios quiera o tú mismo que nunca te encuentres al final de tu vida, lamentándote de lo que no hiciste. Respira, medita y por favor ¡Vive!
¡Por lo vivido y por lo que nos queda por vivir y disfrutar!