Mi vida sin ti es como odiarme yo mismo. Vacío. Eco. Frío...
Cuando tú no me vistes con tu mirada, yo estoy gris.
Cuando tú no me haces reír y respiro la humedad de tu ausencia....yo me vuelvo gris.
Cuando la distancia se hace más dura y las palabras de tu boca escasean...yo soy gris...
Y me da miedo. No puedo evitarlo. Es como caer al vacío y preguntarte qué no estás haciendo bien, por qué caes y no vuelas o por qué no puede la inercia devolverte arriba.
Cuando tus manos ya no acarician mi piel, yo estoy gris.
Cuando la casa no huele a ti y oigo mis propias palpitaciones...me vuelvo gris.
Cuando espero encontrarte al despertar y solo acaricio las sábanas frías, yo soy gris.
Porque la vida es dura a veces y excesivamente bondadosa en otras. Porque da y quita. Encuentra y elimina....es la vida, y yo, no puedo hacer más que estar en ella. A veces de colores. A veces en grises.
El viento daña mi cara, hacer llorar mis ojos, me empuja y me tira al suelo....y hasta en ese mismo suelo, te busco, te suplico y te rezo. ....Porque estoy gris.....y el gris me estrangula poco a poco, hasta que nadie se de cuenta de que he desaparecido, me he disuelto en mis lágrimas y me he transformado en la fragancia de tu piel.