Después de pasar unos días en Hong Kong llegaba por fin el momento de entrar en la China continental y hacer uso del visado. El punto de entrada: el aeropuerto de Guilin. Esta pequeña ciudad es el núcleo urbano de la zona que rodea el río Li (Río Lijiang) en la región autónoma de Guangxi, al Sur de China, famosa por sus paisajes kársticos de gran belleza conocidos en el mundo entero. No en vano Guilin es una de las cuatro ciudades de China a las que el gobierno central decretó una protección especial con el fin de preservar su patrimonio cultural y sus paisajes.
La ciudad de Guilin nos sirvió de campamento base para visitar los puntos de interés turístico más cercanos, como el tramo del río Li a su paso por Yangshuo o las terrazas de arroz de Longsheng, de los que hablaré más adelante. Javi no quiso perderse esta oportunidad que se le presentaba para descubrir estos enclaves y después de recibirme unos días en su ciudad se vino conmigo desde Hong Kong.
Guilin fue también el punto de encuentro con Miguel, Nuño e Inés, mis amigos que venían de España para visitarme a Asia. Mientras mi viaje por China daba comienzo en Hong Kong ellos empezaron visitando Pekín y quedamos en encontrarnos en esta localidad del Sur de China. Nuño y Miguel son mis amigos de toda la vida, nos conocemos desde antes de cumplir los 10 años. Como comprenderéis me hizo una ilusión terrible reencontrarme con ellos aunque apenas hubieran pasado 4 meses desde que me despedí antes de empezar mi nueva vida en Japón. A partir de este momento continuaríamos juntos nuestro viaje por China durante semana y media hasta el final. Para mí ha sido estupendo compartir este tiempo con ellos y los echaré de menos hasta que pueda volver a verlos de nuevo.
Decidimos dedicar el primer día en la zona a recorrer Guilin y comprobamos que tiene mucho que ofrecer. Guilin es la ciudad de las colinas, en todas partes afloran pequeñas montañas de karts y cada una esconde un secreto, algunas están huecas y se puede entrar en su interior y en otras se puede escalar hasta la cima por una vertiginosa escalera. Cualquiera de los puntos de interés que hay en Guilin se denomina Scenic Area y se exige pagar entrada por el acceso, conviene por tanto saber de antemano lo que se quiere visitar.
El primer punto escénico que escogimos fue la Cueva de la Flauta de Caña (Reed Flute Cave), situada en el interior de una colina de karst.
Esta enorme gruta contiene un gran número de estalactitas y estalagmitas y está acondicionada para recibir cientos de visitantes al día, la combinación de formas, sombras y colores reflejados por las luces en su interior la convierten en toda una atracción.
La sala más grande, conocida como el Palacio de Cristal, tiene capacidad para unas mil personas y sirvió de refugio a los habitantes de Guilin durante la Segunda Guerra Chino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial.
La visita dura unos 30 minutos y muchas de las estalactitas y estalagmitas tienen un cartel debajo con el nombre del objeto al que se asemejan con su forma. Si no se puede visitar esta cueva en concreto existen otras muchas repartidas alrededor de Guilin igual de curiosas.
Después de visitar la cueva nos dirijimos a la Ciudad del Principado Jingjiang (Jingjiang Prince's City).
Sus orígenes datan de la Dinastía Ming, cuando el primer emperador decidió dejar en manos de su sobrino-nieto Zhu Shouqian el reino de Jingjiang, situado al suroeste del Imperio. Después de él, otras 12 generaciones de príncipes gobernarían desde el trono de Jingjiang.
La ciudadela se construyó con el Pico de la Belleza Solitaria como referencia central, una colina cuya belleza era motivo de elogio en antiguos poemas como aquel que decía "No se ven signos de principio y de final por ninguna parte, el pico surge de repente hacia el cielo del sur. Extrañas son las colinas y los picos de la ciudad de Guilin, pero como el Pico de la Belleza Solitaria no existe comparación".
Es posible escalar este pico subiendo por una empinada escalera lateral hasta alcanzar el pabellón en la cima. La recompensa son unas estupendas vistas panorámicas de Guilin.
Tras visitar la Ciudad del Principado Jingjiang nuestra guía personal decidió que era buena idea llevarnos a ver la Montaña Yao (Yao Shan).
Para subir hasta la cima de esta montaña hay que montar en un teleférico. Durante el ascenso las vistas sobre la región que rodea Guilin empiezan a ser cada vez más impresionantes.
Una vez en la cima de la montaña el panorama es indescriptible. Un paisaje como este de pequeñas montañas que suben y bajan de forma tan precipitada y sobresalen unas detrás de otras sólo se puede apreciar en pocas zonas del mundo. En Asia, yo diría que podemos encontrarnos algo parecido en el Norte de Vietnam (Tam Coc en el interior y la Bahía de Ha Long en la costa), en Tailandia (la provincia de Krabi) o en Filipinas (la región de El Nido en la isla de Palawan).
El teleférico puede que le reste cierto encanto a la visita pero no podemos negar que es una forma muy cómoda de subir alto para disfrutar de tan magníficas vistas. Es una visita totalmente recomendada.
Ya por la tarde, regresamos al centro de Guilin para entrar al Parque de las Siete Estrellas (Seven Star Park).
Este parque, denominado como de las Siete Estrellas por las siete colinas que contiene, es el más grande de Guilin, con una extensión de 40 ha.
El parque incluye varias atracciones interesantes que pueden llegar a alargar la visita durante una hora aproximadamente, viendo todo con calma mientras se pasea. La atracción más interesante de todas sin duda es la Colina del Camello, uno de los símbolos de la ciudad de Guilin. La verdad es que el nombre le va que ni pintado.
Después de visitar tantos sitios en un día tan caluroso apenas nos quedaban fuerzas para seguir viendo cosas de Guilin y lamentablemente no llegamos a tiempo para ver La Colina de la Trompa de Elefante, la principal atracción turística de la ciudad. Fue una espinita que se nos quedó clavada del viaje. No obstante, aunque la atracción había cerrado sus puertas nos quedamos dando una vuelta por la zona y llegamos hasta el lago Banyan donde nos encontramos con las pagodas del Sol y de la Luna respectivamente, en una bonita estampa al atardecer.
La más alta de las dos, de nueve pisos, la pagoda del Sol es la pagoda de cobre más alta del mundo. A su lado está la pagoda de la Luna, de siete pisos de altura. Verlas iluminadas por la noche no tiene precio, cada una con su color correspondiente.
Este fue el final del día en Guilin. Desde luego que recorrimos muchos lugares y vimos muchas cosas para ser el primer día, así que nos fuimos pronto a dormir para continuar con el viaje al día siguiente.
En conclusión diré que había leído mucho acerca de que Guilin es meramente el puerto de entrada a la zona que rodea el río Li (Río Lijiang) y apenas tiene nada interesante que visitar pero en opinión por lo menos un día sí que se puede dedicar a ver la ciudad.
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Guilin
Publicado el 23 agosto 2010 por AmorenoTambién podría interesarte :