Gustos culinarios
Hay un nuevo restaurante en mi barrio y ayer pasé por allí. Era la inauguración e invitaban a comer el plato de la casa. Al entrar me gustó la decoración elegida por la dueña, una gran tarántula. Me acomodó en una mesa con vistas a la plaza y el ambientador lo impregnaba todo con un olor a boñiga de vaca que me hizo rugir las tripas. Con una de sus ocho patas posó la bandeja sobre mi mesa y con otra levantó la tapadera. “Revuelto de moscas a la petite creme”, dijo la araña con acento francés. En fin, hay que probar de todo, aunque en mi familia preferimos la sangre de perro.
Torcuato González Toval