Revista Diario

Guten tag Ramón

Publicado el 25 agosto 2014 por Dukespeaks

Amenazaba lluvia por el Poniente, pero al final no cayó ni una gota de agua a este lado de la ciudad. Salí del Cinemex de Plaza Dorada a eso de las 22:00 y me regresé a pie por la 14 Sur y no hubo problema (la delincuencia opera a pleno Sol, no trasnocha).

Guten tag Ramón Guten tag Ramón

No llovió y fuimos a ver #GutenTagRamon al Cinemex de Plaza Dorada. Ramón es un joven trabajador decidido a no engordar las filas del narco

- Duke Speaks (@duke_speaks) agosto 25, 2014

Auguro que el final optimista de Guten tag Ramón incrementará los cursos de alemán en México. Y, particularmente, en la angelópolis. Yo mismo me apuntaré a uno en estos días, no vaya a ser que tenga que salir exiliado de Afriquita. Por lo demás, ha sido un gustazo volver a ver el trabajo de Arcelia Ramírez, siempre tan buena actriz y tan guapa (no la veía desde La noche de Hernán Cortés, cuando vino con Fernando Balzaretti al Teatro Principal). En fin, el melodrama se soporta, la película está bien hecha y si yo hubiera aprendido a bailar como Ramón (Krystian Ferrer) seguramente tendría las mujeres que hubiera querido (mi reino por cinco minutos con Franziska Kruse). Y qué abuela más jodona hace doña Adriana Barraza ("No conozco a nadie que haya regresado la migra cinco veces", le dice a Ramón). Sólo vaya un tache por la cantidad innecesaria de malas palabras, no cabe en una película familiar (aunque, ciertamente, el público no se lo tomó a mal).
Al maestro Enaime tampoco le gustó, en particular, la escena donde la buena señora alemana sorprende a Ramón en lo que parece recurrir al placer solitario: "estoy viendo otra película, no encaja". Aunque para mí, muestra la confusión nacida del lenguaje de señas, que acaba siendo equívoco. Además, da pie para la secuencia de la casa de citas, que muestra cómo un país de primer mundo tiene bien organizada hasta la prostitución. Nadie se ofende y nadie corre peligro. El público se lo tomó a guasa. Y lo importante es eso, que le guste al público, aunque no a los críticos. Por lo demás, ¿qué esperaban de una co-producción con Alemania: que se le tirara mala onda al país socio? Los alemanes nunca nos han hecho nada malo. Y su devoción al trabajo y al orden, junto a la fama de prosperidad (corazón y motor de Europa), lo hacen viable para el Tercer Mundo: pero hay que pasar la aduana del idioma.



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