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Ha muerto Miguel Delibes

Publicado el 13 marzo 2010 por Bonhamled

Muere Miguel Delibes y como decía en Twitter, es quizás el escritor que ha marcado los hitos de lectura de mi vida, desde “La sombra del ciprés es alargada”, hasta “El príncipe destronado” desde “El disputado voto del Señor Cayo” a “Cinco horas con Mario”, y “Los santos inocentes”, y “El Hereje” y muchas más que dejaré.

Su prosa sencilla por completa, su verbo ajustado a la palabra parecía todavía lleno del polvo de la llanura castellana universal, cercana, eterna. Sus palabras ajustadas al significado como viento a esquina olían a caza muy de mañana, a pesca paciente, a tiempo embelesado en el dulzor meciente de las tardes y los ríos, y a la bellísima forma de hablar y escribir que algún monje creó al margen del Beato de Líébana y que ahora campea de hito en hito y de tierra en tierra sin olvidar los asuntos que con los que le tocó cruzarse en su vida. Pero además atesoraba artículos periodísticos y sobre la caza y la pesca, sus grandes pasiones y pulía y bruñía la lengua que maltrato desde la Real Academia de la Lengua Española.

Muere Miguel Delibes y como siempre que muere un escritor, portadores de una luz verdadera de la autopregunta y la respuesta mayeútica me resiento. Me siento más pobre de palabras y letras y un poco más huérfano aún porque los escritores, los artistas, no solo viven en la caudalosa o pequeña vida que transcurre entre su nacimiento, en el caso de Delibes el diecisiete de octubre de mil novecientos veinte, y la muerte, acaecida el día doce de marzo de dos mil diez, sino que vive en mi mismo, el lector, en la lectura de sus libros, tiempo magro de aprendizaje, en la digestión de sus palabras, rueca hilante de la parca, y en el día a día en que sabiéndolo o sin saber evoco partes de esa enseñanza entrevista en los textos por él escritos que como ejemplo paternal me indica un camino que solo mi libre albedrío o mi mayor o menor nesciencia alumbra como linterna.

Muere Miguel Delibes y, al tiempo y liberado de su vendaje carnal, vive ya sin ataduras de salud para todos, en cada uno de sus libros, de sus sensaciones, de sus palabras y de sus hojas de la amiga, antigua e hirsuta de páramos Castilla.

Yo en mis aventuras literarias párvulas recorro un pueblo castellano. Almadormida, en el que quiero vivir algunas historias mitad leyenda, mitad barro o polvo, pero esta historia, estos pueblos y estas vidas ya las vivió Delibes en sus cuentos, en sus libros, en sus andanzas caminantes. Soy tributario suyo y, a gloria y mérito suyo, plagiador con escaso mérito.

Vive Miguel Delibes, Recuerdos del día de mañana.

Imagen de Miguel Delibes: http://4.bp.blogspot.com/_CFY6p5xs3KI/Rne0kBD6UkI/AAAAAAAAAII/XOmcsGJe30w/s400/MIGUEL+DELIBES2.jpg

Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.

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