Paris, 25, de febrero de 2013
Hermanos,
¡Habemus Papam!
No hiso falta que por la chimenea de la Catedral del castrismo perpetuo se escapara el humo rojo de la gloria comunista. Tampoco hiso falta que los periodistas se inventaran toda clase de teoremas para resolver la problemática impuesta, ni que hicieran encuestas sobre el tema. Ni mucho menos que el poco pueblo en el poder, discutiera con el mucho pueblo de a pies, con el fin de organizar juntos la sucesión mediante el sufragio universal. No hiso ni siquiera falta un programa de elecciones al estilo confuso de las actuales, nada hiso falta, porque los dilemas resueltos de antemano perennizan la leyenda y evitan los malos ratos. Eso dicen los Castro.
Nada hiso falta pero, “Habemus Papam”, desde que las dobles letras del nombre del hombre nuevo, brotaron desenfadadas de la boca del actual monarca, tras bambalinas y fanfarreas verborragicas. Y al hacer girar la cámara hacia el parco de quienes manda nuestras enlutadas almas, asistiéramos con rabia desdichada e impotencia ciudadana, a la sutil presentación de la sonrisa ancha y vanagloriada del joven Cardenal Díaz-Canel; el nuevo déspota de marras. El Elegido de los viejos y retirados Papas de la Habana; que no abdican ni jugando.
Y del vivo vejestorio de Comandantes, bajados de las montañas en el siglo de las balas que aún nos matan.
El devoto Sancho Panza de los generales en armas contra su propia patria, que se niegan a liberarla de las garras del patriarca que la embarga. El topo de indias de Díaz-Canel, a quien desde pequeño le lavaron sus entrañas fermentándoselas con guayabas, ahora es el segundo al mando de un velero que hace agua como la caña brava. Que gravita varado en la sucia playa de la posteridad cubana subyugada, que yace enterrada en su propia trampa. Y que encierra a quien diga basta, esta es también mi casa ciudadano.
Y hoy les pregunto al bien pensarlo; ¿por qué tendríamos que aceptar regalo tan sintomático?
Los cubanos damos asco y no es extraño, pues desde un antaño lejano; y aun hoy.., continuamos siendo esclavos después de haber pasado tantos siglos luchando. Contra nosotros mismos; ¡queda claro…!
Ya que en los pueblos libres, los zánganos no forman bandos en solitario para aguijonar a las reinas, acechándolas por lo prados cuando el Edén del colmenar está cerrado; y estas hagan mieles trabajando en otros lares, donde se liba polen en jardines sanos. Alegando a estos, aclaro, que sus contratos son tan efímeros, como eterno el legado humano; como se hace en los países democráticos.
Hoy, desde la distancia que al extranjero me ata, y embargado por la triste historia de mí patria, no me resigno a aceptar lo que he contado en esta humilde metáfora, al estilo caprichoso de una epístola en errata, titulada “Habemus Papam”, reiterada hasta la plagia en esta página amarga. Que por cierto no dedico a los sicarios del tirano, a esos que en vez de hablarnos nos dan palos y nos convierten en exiliados satánicos. ¿Y por qué no?
¿Y por qué llorar?; si no hay consuelo en las lágrimas de un santo… ¡No callemos, denunciémoslos!
No pidamos nada prestado a cambio, no aceptemos la limosna de contrarios, ni de amigos que tenga sucias sus manos, ni de oportunistas de mercurio y trapo. No aceptemos la lisonja del lacayo impresionado, ni los pactos arbitrarios con los malos amos que han matado y que aun mandan a matarnos. Ni los espeluznantes designios de los capitanes con grado preescolar que nuestro barco vararon, desterrándonos por puntos cardinales distanciados. Separándonos para no entender que nos hablamos; y que aún no estamos cansados de agotarlos.
Pero tampoco esperemos a que el humo de la chimenea de palacio le nieble de nuevo las mentes a los habitantes del Cayo. Solo digámonos, que si aún quedamos los que amamos el espacio reservado por el diablo, que ya tenemos que armarnos, para no seguir siendo explotados. Y hasta el ojo al bien cerrarlo, tendremos que llenarlo de coraje libertario; porque nos pueden sorprender matándonos.
El mundo opuesto al régimen cubano no puede quedarse callado sabiendo que erramos buscando los medios para liberarnos, ya no queda tiempo si queremos ver el cambio, pues los preparativos para la entronización del lustro que viene, desde ayer ya comenzaron; y Habemus Papam, aunque nadie por el haya votado…
Lo justo del principio argumentado… ¡dará respuestas a nuestros actos!
Pues:
“Portará la Cruz en lo más profundo de su alma de paria, quien ignore la existencia del calvario humano, provocado por quien enfila las armas contra su propia patria; y no queremos papa, debemos gritarle basta.”
¡Que se acaben las guayabas…!
Desde un invierno alejado, pobre y solitario, pero liberado como los tantos cubanos desterrados de sus áticos. Y para todos ustedes que hoy me leen y se oponen a aceptar que erremos tanto separados…
Únanse al coro en masas y canten hasta que les dé la gana: ¡No quieren papas, ni más humo de guayabas!
Y repítanla alto hasta escucharnos gritando, ya hemos borrado y bien pintado la línea roja del campo…
Tony Cantero Suárez
Poeta/Escritor
¡CUBANO!
Picture taked at Angélica Mora blog
Web of the writer: http://angelicamorabeals.blogspot.fr/