Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, una sociedad en la que la gente se trataba con respeto, excepto en el caso de los patanes(as) horteras.
La verdad es que era un mundo muy apretado, en el que era difícil hablar con confianza, y había vías de comunicación completamente cerradas para quien no tuviera sombreros muy altos con cuatro plumas de aves exóticas.
El mundo cambió. La soltura fue abriéndose paso; ya casi nadie usaba sombreros, y en general, los días parecían más soleados y menos calurosos.
Los nuevos tiempos pintaban bien.
Hasta que alguien extrañó el respeto que una vez estuvo abajo de las formas de relación... Pensó que andaría por ahí: contra ése, nadie tenía nada; pero todavía no lo encuentra.
Silvia Parque