Muchas veces me he encontrado en la tesitura de hacer lo que me dictaba el corazón aún sabiendo que me equivocaría, o hacer lo correcto sin correr ningún tipo de riesgo porque es lo más fácil y lo más seguro, lo que algun@s esperaban de mi. A veces acerté y a veces erré...
Y aunque otras hice lo correcto, en ese momento no se vió así. Y todo aquello forjó mi carácter y aunque volviera atrás, lo volvería a hacer igual. Porque, solo el tiempo en ocasiones te da la razón.
Puede que a veces llegue un poco tarde a mis propósitos, pero, no importa, porque no hay nada más importante que tener una concencia tranquila. Nunca me importó el qué dirán, porque cada cual tiene su propio código ético. Y lo que para unos está bien, para otros está muy mal. Y yo no vivo pendiente del qué dirán, ya que, aprendí hace mucho a dar prioridad a lo verdaderamente importante.
Por ello, debemos actuar según creamos y a veces hay que correr ciertos riesgos. Seguro que sabes de qué hablo, ¿verdad ? Eso es la vida, una montaña rusa de sentimientos y situaciones que no siempre dependen de nosotr@s.
SOBRE TODO PORQUE, YO SOY RESPONSABLE DE LO QUE DIGO Y NO DE LO QUE TÚ ENTIENDAS.
La próxima vez que te enfades o distancies de alguien, piensa en cómo has actuado y ten un poco de empatía. Porque tal vez la culpa no sea íntegra de una sola persona. Tal vez sea un problema de entendimiento, de aceptación de la realidad, de códigos morales o de diferentes formas de ver una misma situación. Lo cual no quiere decir que esté mal, simplemente no es cómo tu quieres que sea.
¡Así que cuenta hasta diez (o hasta cien si fuera necesario) y vuélvetelo a plantear! Que ni los malos son tan malos como los pintan, ni los buenos tan buenos como parecen.
Si ésto te ha hecho pensar...¡objetivo conseguido!
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