Contradictoriamente a lo que se piensa, a como solemos armarnos para seguir, para vivir… No está bueno ir por la vida enarbolando fortaleza. En muchas ocasiones o en casi todas es necesario mostrar debilidad, la necesidad de comprensión y consideración, no por débiles, sí por humanas.
A medida que se crece, el espíritu se fortalece y también es cierto que armarse con una coraza obliga a otros a mantenerse a raya, pero… nunca falta quien con permiso la franquea y se equivoca. Porque esa armadura no es mentira, ni falsedad, solo protección para no presentarte en bandeja a ser vulnerada.
También suele suceder, con demasiada frecuencia, que a quien va con la bandera de fuerte le tiren la basura, se tenga que hacer cargo de montarse a la espalda las miserias ajenas… y, sinceramente, una ya tiene bastante con las propias.
No se ustedes, pero yo no soy tan valiente como para bancarme TODO sin que me lastime.