Hace dos veranos, con toda la ilusión del mundo, esperábamos la llegada de David...
Imaginábamos como sería su carita, sus ojitos. Nos preguntábamos a quien se parecería, si sería tan grande como parecía en las ecografías, si nacería antes o se haría esperar.
Fantaseábamos acerca de lo maravilloso que sería cuando por fin estuviera en nuestros brazos.
Al fin, el 24 de Septiembre de 2008, a las 13:11 h, vi sus ojitos por primera vez...
Y mis sentimientos y sensaciones no tuvieron nada que ver con todo lo que había imaginado durante el embrazo. Todo lo que percibí a partir de ese instante parecía pertenecer a otra dimensión totalmente desconocida para mi.
Porque creo que hasta que no eres madre, no puedes llegar a concebir un amor tan grande. No puedes imaginar lo que se siente al ver por primera vez esa carita que tanto deseabas conocer ni lo maravilloso que es sentirlo por primera vez entre tus brazos.
El 24 de Septiembre de 2008, a las 13:11 h nació lo mas importante de nuestra vida, nuestro pequeño David, y, junto a el, nacimos papá y yo , renovados, diferentes, convertidos en lo que hoy somos...los padres más felices del mundo.