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Por fin hace fresquete. 18 grados. A los españoles os dará la risa pero los de aquí están pelaos de frío.
Echo de menos el frío, llevo demasiado tiempo en chanclas. Echo de menos dormir arropada hasta las orejas y tocar al currante con los pies congelados para que me regañe. Salir a la calle abrigada y sentir el frío en las orejas y en la nariz. Echo de menos esas terrazas de los bares con estufas que no valen para nada porque hasta que no te emborrachas no dejas de sentir frío. Echo de menos el frío de la sierra de Madrid. Las chimeneas. Meter las manitas heladas de los cachorros en los bolsillos de tu abrigo porque no tienen guantes. Y la sopa, la sopa de pescado de mi madre.
Así que esta mañana cuando he visto que hacia fresquete, me he puesto tan contenta. He aparcado las bermudas y las camisetas y me he puesto unos vaqueros y un jersey. A los cachorros les he plantado camiseta interior y se la he remetido bien por las braguitas y por los gayumbos. Me he frotado las manos cuando hemos salido a la calle y me he sentido imbécil cuando he visto que había 18 grados… Lo increíble es que no hemos llamado la atención.
Aquí, les pirra abrigarse, pero no tienen ni idea de como hacerlo. He llegado a ver plumíferos con chanclas, bebés con orejeras pero con los pies descalzos o vestidos de tirantes con leotardos de lana. ¿Dónde está el sentido común? ¡Chalaos!
En la puerta del súper hay un señor pidiendo money que siempre lleva algún sombrero en la cabeza. En verano gorra, en invierno lleva gorro de lana, aunque lleve camiseta de tirantes y bañador, en Navidad de papá Noel. El más molón es el gorro de ducha que se pone cuando llueve. Hoy ha sido el primer día que la gorra de verano ha dejado paso al gorro de lana, así que: ¡damos por inaugurado el medio frío en Miami!
Buen invierno amigos, ¡qué se abrigue el que pueda!
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