Revista Diario

Hace un año

Publicado el 04 julio 2011 por Arielac
Están siendo unos días difíciles. Se acerca el primer cumpleaños de Valeria y se me revuelven muchas, muchas cosas. No es sólo que sea el primer cumpleaños, con todo el componente de nostalgia que eso implica. En mi caso se me juntan los durísimos recuerdos del embarazo truncado antes de tiempo, del parto terrible, de la separación angustiosa, la lactancia que falló, en fin, muchas cosas.
He contado varias veces mi parto, pero no las últimas horas de mi embarazo, y me apetece hacerlo hoy.
El 3 de Julio del año pasado, sábado, nos levantamos felices porque era fin de semana. Yo llevaba tiempo queriendo ir a la piscina, hacía mucho calor, y por una cosa o por otra, aún no habíamos podido ir. Me había comprado en junio unos bañadores de embarazada y estaba deseando estrenarlos. Nos levantamos con la idea de quizá ir a la piscina ese finde, pero cuando fui al baño vi que había manchado. Me asusté, estaba en la semana 32 y no me parecía muy normal manchar a esas alturas, así que nos fuimos a Urgencias.
Me revisaron y me dijeron que no era nada, que tranquila y que vida normal. Yo escuché que una ginecóloga le decía a la otra "es un poco de tapón mucoso", pero directamente a mí no me lo dijo ninguna. Llegué a casa y googleé,  leí que entre la expulsión del tapón y el parto podían pasar horas o semanas. Como me habían dicho que no me preocupara y que hiciera vida normal, no me angustié. Hoy no entiendo por qué, sabiendo las altas probabilidades que tenía de parto prematuro, no me mandaron meterme en la cama o al menos me advirtieron de que el parto podía ser inminente. Pero bueno, no quiero darle más vueltas a eso hoy. Llamé a mi madre, que estaba de vacaciones y se lo comenté. La noté preocupada, pero la tranquilicé, yo me encontraba muy bien.
Esa tarde era el partido España-Paraguay, nos jugábamos pasar de cuartos. Estábamos súper enganchados al Mundial, compramos patatas fritas y refrescos. Teníamos entradas para ir por la noche a un concierto de Ismael Serrano al aire libre, así que se perfilaba una noche agradable. Nos sentamos a ver el partido, que como recordaréis fue de infarto, 0-0 casi hasta el final, papá decía que si había prórrogaba él se quedaba, yo por un lado también y por otro rabiando porque íbamos a llegar tarde al concierto... finalmente, en el minuto 84, Villa marcó el gol que nos hizo ganar el partido.
En cuanto el árbitro pitó el final de partido, salimos por la puerta para intentar llegar al concierto a tiempo. Llegamos y no había empezado, los organizadores lo habían retrasado media hora por el partido, así que estábamos súper contentos. Teníamos entradas en la tercera o cuarta fila, me gusta muchísimo Ismael Serrano y hacía años que no lo veía en directo, así que estaba súper contenta. Estuve un poco revuelta durante el concierto, tenía algunas contracciones molestas y Valeria no paraba quieta. Cuando Ismael cantó Regalo para un primer cumpleaños, y al notar las patadas de Valeria, se me escaparon las lágrimas.
Disfrutamos mucho. Al salir del concierto fuimos a una baguetería a comprar algo de comer y lo comimos sentados en los escalones de la Plaza de San Benito, donde tantas veces nos sentábamos a comer unos años atrás, en mitad de una noche de fiesta.
Volvimos a casa. El domingo amanecimos con calor. Papá y yo decidimos que ya era hora de preparar la bolsa para el hospital, por si acaso. También aprovechamos para hacerme unas fotos de la barriga, fueron las últimas, parece premonitorio. Esa tarde estuve planchando. Nos acostamos tarde, al día siguiente yo tenía que ir a hacerme los últimos análisis del embarazo.
A las 3 am levanté para ir al baño y noté un líquido caliente resbalando por mis piernas. Me asusté muchísimo, desperté a papá y salimos al hospital. Esta noche hace un año de aquélla noche...

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