Hacer el amor, contigo.

Sentir el calor de una lava recorriendo toda mi boca, junto con dos ríos de agua fluyendo por mis mejillas. No poder imaginarme el dulce aroma de tu piel, y sonreír cuando esté allí. De pie, cuerpo a cuerpo, y con unas ganas enormes de hacer el amor desmesuradamente contigo. Viajar entre los valles de tu cuerpo, al mismo tiempo que respiro con placer cada uno de los poros de tu piel y dejar huellas en cada uno de ellos. Sentir como hasta las miradas arden de placer y alegrías cuando me regalas la confianza que necesito para vivir. Que tus ojos clamen mi presencia, y los míos tiemblen de placer. Todo mi cuerpo vela por pasión formando una única figura sincronizada por los latidos; mientras el miedo se escapa en un suspiro pronunciando tu nombre, e inmediatamente se llenan nuestras conciencias de paz y armonía. Todo dolor se hace ameno cuando el placer es intenso. Esconderme en tu pelo mientras te digo lo mucho que te quiero y sientes como mi boca busca la tuya en una tormenta enloquecida por el amor de ambos. El protagonismo de una noche de estrellas fugaces inundando el cielo. Tratar de sentir el aroma de tu piel atrapando mi deseo.