Si pones a un grupo de niños a gobernar un país, puede que el resultado sea similar al actual, aunque la inocencia de un niño le aparte por definición del juego político. No obstante el resultado podría ser parecido y eso que un niño se mueve por su instinto egoísta y su afán de imponerse a los demás sea como sea, mientras que un político...tiene más años.
Se supone que las personas que entran en el juego de la política están movidas por una vocación de servicio a sus conciudadanos. Se supone que son personas capaces de hacer un uso racional de los recursos que son de todos, no sólo de sus votantes. Se supone que los políticos son buenos administradores del dinero que les cedemos. Se supone que son personas honestas que sólo buscan la mejora de las condiciones de vida de todos sus compañeros de territorio. Se supone que son personas dotadas una gran capacidad de negociación para conseguir que parte de sus ideas se combinen con las de su adversario intelectual y de este modo se consigua una ida mejor para las partes negociantes.
El mero hecho de que los políticos -independientemente del olor de sus ideas- se planteen si se debe pactar o no con los demás para intentar salir de una situación económica en las que nos han sumergido todos por su inoperancia y falta de miras, les hace inmerecedores de representar a ningún español; porque evidencian una gran desletaltad con la mayoría de las personas que aspiran a vivir con una cierta estabilidad.
La forma de hacer política en este país es un juego de necios. Si mi contrincante dice blanco, yo hago negro; para que se note que tengo más cojones que el caballo de Espartero y menos cerebro que lo negro de las uñas. No es preciso razonar, ni valorar si una medida es beneficiosa por sí misma; no, si la idea es tuya es mala por definición. Se hace política a base de bravuconadas y de acciones que sólo buscan fastidiar al contrincante y buscar efervescencia en los seguidores fanáticos.
Y esta es la lamentable siuación política que se ve en las noticias los días pares y los impares por la mañana. Si una parte pone ordenadores para los alumnos y mis amigos no sacan ni un euro en la operación, me quejo y lo adorno con demagogia. Si se pone en peligro el dinero de mis amigos ganaderos monto una guerra con argumentos falaces. Si no me gusta el contenido de las materias me pongo en evidencia obligando a impartirla en otro idioma.
Quizás sea cierto que a nivel global tenemos los políticos que nos merecemos. Pero yo no me merezco estos políticos.
Si los ciudadanos de a pie hemos conseguido superar la peste, invasiones de romanos, godos, bereberes, franceses, futbolistas, hambre, inquisición, el catolicismo y multitud de guerras; conseguiremos sobrevivir a pesar de la clase política. Eso sí, en las urnas no me van a ver el pelo ni aunque sea agraciado con el honor de presidir una mesa: prefiero estar unos días en un calabozo, que no tiene televisión y puedo leer tranquilamente.
keagustitomekedao