El papa Bonifacio IV instaura el día de Todos los Santos el 13 de Mayo del 609 o 610 E.C., consigue el permiso para convertir el Panteón de Roma, construido en honor a Júpiter, Venus y Marte en una iglesia cristiana consagrada a la Virgen María y a todos los Santos, siendo el primer templo pagano transformado para el culto cristiano.
El cambio de fecha al mes de Noviembre tuvo lugar durante el pontificado de Gregorio III (731-741 E.C.)
The Encyclopedia of Religion dice: “Samhain siguió siendo una fiesta popular de los celtas durante la cristianización de Gran Bretaña. La Iglesia británica trató de desviar el interés que existía en las costumbres paganas incorporando en el calendario una celebración cristiana en la misma fecha que la fiesta de Samhain. […] Al no poder desarraigar las creencias paganas del corazón de sus feligreses, la Iglesia simplemente las ocultó tras una máscara “cristiana”, como pone de relieve The Encyclopedia of Religion al decir: “La festividad cristiana, el día de Todos los Santos, conmemora a los santos conocidos y desconocidos de la religión cristiana, tal como la fiesta de Samhain reconocía y rendía homenaje a las deidades celtas”.
En el año 835 E.C., el papa Gregorio IV convierte la festividad de Todos los Santos en fiesta universal.
San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998 fija el 2 de noviembre como el día de los Difuntos, festividad en la que se elevan plegarias para ayudar a las almas del purgatorio a alcanzar la gloria celestial.
En el calendario gregoriano, el 1 de noviembre pasó a ser el día de Todos los Santos; el Samhain, la víspera de Todos los Santos, pasó a denominarse All-hallows Eve (actualmente, por contracción de la expresión: Halloween); y el Día de los Todos los Difuntos o Día de Todas las Almas pasó a ser el 2 de noviembre. Las tres celebraciones juntas, se denominan en la tradición irlandesa Hallowmas.
C.Valiño