Estos últimos años el piojo se ha disfrazado para ir a la guarde, pincha aquí para verlo de esqueletito, el año pasado salió pintado del cole y esperaba en casa emocionado la llegada de los niños de la zona para repartirles los caramelos. Este año saldrá a su primera fiesta de monstruitos. Ejem, he de reconocer que a papá piojo y a mí se nos encendió la bombilla al pensar que era preferible estar en la plaza viendo al piojo saltar, bailar y correr con sus amigos a estar en casa escuchando el constante ding dong de la puerta.
Eso sí, a pesar de los pesares, yo seguiré reivindicando continuar con nuestras propias tradiciones y celebrar el 31 de noviembre como es uso y costumbre en nuestro país, en nuestro pueblo o ciudad, tal y como contaba en De Finados y Don Juanes. Ah, si quieres saber en dónde estaremos pincha aquí.
Besitos Avainillados