Han degollado a mi caballito

Publicado el 24 marzo 2011 por Stornel
Los japoneses nos han dado ejemplos magníficos de comportamiento ante unas catástrofes terroríficas juntas: terremoto, tsunami y radiación nuclear. Uno de ellos me ha llamado la atención. La capacidad mantener la calma, el orden y el respeto sin hacerse el listo o “pardillo” como hacemos en España. Y no estoy hablando, en nuestro país, de gente sin formación sino de gente educada, o se presupone, a la hora de ponerse en la fila para una acción concreta.
Los japoneses han sido capaces de mantener filas kilométricas para obtener alimentos sin que nadie se saltara el turno por que el de” delante es mi amigo" o “me guardan el turno” sabiendo que, quizás, no habría para todos. En muchos lugares, incluido mi hospital, es habitual que en la cola, antes de llegar a recoger la comida, ya se hayan te hayan pasado varias personas por delante con las excusas “elegantes” antes mencionadas. En otros lugares, las familias se van repartiendo en diversas colas y se agrupan cuando uno de ellos llega el primero.
Doctor, lo que cuenta no tiene nada que ver con el título de la entrada. Es cierto, pero sí con la foto que les muestro. Un caballo precioso de madera, decorativo, comprado en una feria de un pueblo fue literalmente decapitado por un niño consentido que se subió en él, en presencia y consentimiento de sus padres. Tras la decapitación no pidieron ni disculpas ni si podían colaborar en la reparación. Como respuesta comentaron: “se ha desencolado la cabeza” sin ser cierto.
Un reciente libro del Dr. Paulino Castells lleva por título: "Tenemos que educar” y, es así, pero me da la impresión de que con la crisis económica el nivel educativo bajará y nuestros descendientes tendrán un período desagradable de convivencia y de malestar entre ellos. No estamos educados para la adversidad.