Hola, amigos de TORMENTAS DE TINTA, os presento a la escritora barcelonesa, Julia Ortega y a su criatura, "INCORREGIBLES".
Es apasionada de la historia medieval, fiel defensora de los derechos de la mujer en todo el mundo y una optimista incorregible.
Confiesa que prefiere leer a escribir, pero si una historia danza en su cabeza, más temprano que tarde acabará transformándose en un libro.
Y sin más preámbulos y como la mejor manera de conocer INCORREGIBLES un poco más es reproducir varios fragmentos de la obra, para abriros el apetito de hincarle el diente a la lectura, aqui los dejo:
1.
-Soy Jimena Silva y tengo cuarenta y cuatro años.
Así empiezan muchas de las historias narradas en primera persona. Pero pronto descubrirás que Jimena no es una mujer normal y corriente. Y no por su oficio o su familia, esos sí son corrientes hasta decir basta. Es su historia de amor la que desafía todos los cánones, normas y preceptos; dispara el corazón de los últimos románticos y podría inspirarte más de una canción.
-A ti y a Pablo Alborán. Yo soy más de Katy Perry.
Porque nunca ha creído en los finales felices; ni es romántica ni le van los cuentos de hadas. Y no te permite que le hables de amor. De amor, no. De cualquier cosa menos de amor.
2.
-No sé cuál es el equivalente femenino a "ponérseme dura", quizá lo más cercano sea admitir que estoy a punto de correrme -piensa Jimena, entrecerrando los ojos, no muy segura de que esa diabólica visión no acabe provocándole taquicardia-, de tener un violento orgasmo solo con verlo ahí: moviéndose sensualmente y acariciándose sin pudor mientras me mira como si no hubiera nadie más que nosotros en esta oscuridad cómplice. -Suspira embelesada-. Nosotros, ¡qué jodidamente bien suena eso! Casi puedo paladearlo como un bombón praliné. Desde luego, este tipo sabe cómo poner cachonda a una tía. Porque yo no quería ni planeaba acabar en este plan adolescente: comiéndomelo con los ojos, babeando, con la boca hecha agua, sin importarme un pimiento quién está a mi lado. Me olvido de los cinco lobitos, de mi mejor amiga y hasta de mi nombre. Me olvido de mi edad, mi reputación y hasta de Joserra, quien me va a freír a preguntas en cuanto ponga un pie en mi piso, de vuelta. Solo tengo ojos para Él. Y la puerca de Belén solo tiene ojos para mí. No sé qué demonios pretende con este numerito... pero me da igual. Hace demasiado tiempo que no me lo paso tan bien -sonríe perversamente-. Esta noche mis neuronas solo responden a la palpitante llamada del Hombre que ha aniquilado hasta mi último resto de voluntad y conciencia.
3.
El pitido del siguiente mensaje casi hace que salten los dos, como muelles, del sofá.
En esta ocasión, y por si a Jimmie le quedaba alguna duda que empañara la resolución del misterio, aparece un texto literario:
"QUÉDATE SIEMPRE CONMIGO... EN CUALQUIER FORMA... ¡VUÉLVEME LOCO! SOLO TE PIDO QUE NO ME DEJES EN ESTE ABISMO DONDE NO TE PUEDO ENCONTRAR. ¡OH, DIOS, ESTO ES IMPRONUNCIABLE! ¡NO PUEDO VIVIR SIN MI VIDA, NO PUEDO VIVIR SIN MI ALMA!"
No es una cita cualquiera. Es LA CITA.
Pertenece, cómo no, a Cumbres borrascosas, y ha sido especialmente escogida para revelar hasta qué punto Víctor ha llegado a conocerla.
-Ahí lo tienes -grita Jimena, desesperada-. Ha confesado. Lo tiene en sus manos.
4.
Serendipia.
Siempre que pienso en Él, me viene a la cabeza esa palabra.
Porque yo nunca busqué nada, nunca quise apostar de verdad por el Amor, nunca me atreví a ir un paso más allá.
Y si no lo lamenté cuando mis dos ex se largaron por la puerta de atrás, casi sin avisar, fue porque no sentía nada; apenas un poco de cariño, apenas un poco de atracción. Pero no los suficientes como para lanzarme al vacío sin paracaídas.
Y aparece Él, como en un encantamiento, bajo la luz tenue de unos minúsculos focos, resaltando cada uno de sus magníficos atributos y yo, ¿qué hago yo? Me quedo muda, quieta, casi muerta; miro a un lado y a otro por si alguien está observándome. ¿Cuándo dejará de importarme el criterio ajeno? Y tiemblo. De los pies a la cabeza; un terremoto de emociones me sacude, un tsunami de feromonas me inunda sin piedad, y lo sé con la precisión inequívoca de una revelación divina.
Es Él.
5.
-Rosi dice que Savie es mi Yo perruno: Elegante, estirada, tiquismiquis, exigente, obsesiva, mojigata y con un concepto demasiado alto (tal vez) de sí misma. Y también sexy y seductora, por supuesto.
-No te imagino con un bulldog, ni un chucho callejero sin pedigrí ni certificado de autenticidad -me dijo, cuando se la presenté.
-Ralph es un gato callejero -le recordé-, lo recogí de entre las ruedas de un coche.
-Se escapó, las dos lo sabemos. Ese felino es más rey que Felipe VI. Debió de aburrirse en su jaula de oro y se fue a correr aventuras. Y no hay aventura más grande que vivir contigo.
No tenía claro si era un piropo, pero a Jimena le subió la moral que daba gusto..
6.
-Soy un desastre, Joserra.
Jimena está a punto de llorar sobre el café.
-¿Qué has hecho ahora, petarda?
Joserra le da una galleta Oreo para consolarla. Hasta ahora siempre ha funcionado.
-Cagarla, básicamente -dice y se come la galleta en dos bocados.
-Echaba de menos a mi Jimena Drama Queen, la verdad. Veamos... ¿en qué consiste el estropicio esta vez?
-No lo sé, y eso es lo peor. Estábamos chateando anoche, ya sabes: pulla aquí, pulla allá, como siempre, y no sé cómo salió el tema del mal trato, y yo bromeé como siempre hago, ya me conoces, leches, y de repente me soltó que "a lo mejor sí sabía qué eran malos tratos". Le dije que no se hiciera el melodramático y... en fin, que se cabreó y cerró el chat sin despedirse. Es que ni siquiera me insultó, ni me puso uno de los mil motes que siempre tiene reservados para mí.
-Así que lo has cabreado en serio
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