A Gabriel García Márquez
En el paisaje oscuro
oigo tu voz, tu voz,
tu larga voz de espesas
caricias resbaladas,
mojadas y olorosas.
La noche me suspende
en un vuelo pausadoe, inmóvil, pone en vilo
lo que el hombre no entiende:
tu voz, tu voz querida
hundiéndome en lo ausente.
Uno cierra los ojos
(¡me da miedo mirarte!);uno tiende las manos
-aves heridas y leves-,
y en sus raíces siente
que tú eres y no eres.
"Hasta la muerte", Gabriel Celaya