Hasta la vista personas

Creo que a este espacio también le ha llegado la hora de deshacer lazos e independizarse,

de seguir regando su fértil imaginación por otros lares y superficies, dimensiones y planetas desconocidos.

Aprovecho estos aires de cambio, de ventiscas, celliscas, y todo lo que acabe en iscas para emprender el vuelo siguiendo el compás de las hojas, que lánguidas, perfuman las aceras de este otoño y que ya veo volar empujadas por el ímpetu de ese viento que tanto me fascina desde niña e inundada por miles de tormentas a las que no les pienso colgar ningún pararrayos. Es más, sabía que iba a llover y todo lo que llovería... Os lo haré corto porque los que me habéis visto ya sabéis lo poco moñas que suelo ser, y eso se lo dejaré mejor a las mimosas.

Durante todos estos años agradezco cariños, muestras de afecto y la lealtad de algunos , y me lo llevo en el dobladillo de la falda, lo que fue pura paja, acabó por desprenderse solo cayendo como el fruto podrido del árbol a mis pies.

Ahora me necesito entera, y no me quiero perder nada de lo que me queda por vivir allí donde ni me rocen la hipocresía ni la superficialidad, la mentira o las verdades solemnes de la gente solemne, y lejos, muy lejos de odios y envidias sórdidas y mezquinas, que andan los tiempos recios, y no estamos como para malgastar el cáliz para alimentar egos y dependencias ajenas.

Seguiré escribiendo mientras mis manos quieran y allí donde me necesitan.

Que los dioses del Olimpo os protejan y sigáis luciendo las unas como las cariátides que sois y los otros tales como Apolos y Narcisos.

Y hasta la vista, personas.

Os dejo con un beso lunero...