No quiero levantarme de tu verso fecundo
donde acuesto el sueño de seguir en tu alma,
por eso estoy aquí mirando tu paisaje desnudo,
muerta de ansias, sintiéndome una niña
que llega hasta los pájaros
que mira el fuego, sonriendo vagamente
fascinada, con miedo, buscando razones
en éste deseo de espejos
que humedece tu piel y la mía
que seca las bocas de ambos, sabiendo
que la hora más sencilla para amarte es ésta
en que voy por la vida dolida del alba
con tu mar fuera y dentro, latiéndome.
© Susana Inés Nicolini
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