Revista Talentos

"¡Hasta Siempre, Pucho!"

Publicado el 17 abril 2018 por Vesta @Vesta01

En la noche del domingo, día 15 de abril de 2018, nos dejaba nuestro querido José Miguel Álvarez Guerra, más conocido por "Pucho";  hijo de Don Pedro Álvarez y Doña Carmen Guerra, ambos vecinos de la Villa Mariana de Teror y donde José Miguel fue nacido y criado, ocupando el cuarto puesto de una familia numerosa de seis hermanos. Pucho, fue hijo, hermano, tío, esposo, padre y abuelo, todo lo que un hombre puede desear en la vida, pero sobre todas las cosas fue, una Gran Persona, tan Grande como su Enorme Envergadura, un Maravilloso Ser Humano, con un corazón en el que siempre había cabida para uno más y al igual, que su sonrisa y su buen talante. Muchos lo recordarán por su extensa y gloriosa faceta deportiva como árbitro de fútbol, una de sus grandes pasiones. "Los históricos del fútbol canario recordarán la espigada figura de Pucho arbitrando partidos en aquellos campos de tierra de cualquier punto de nuestra geografía insular. Los más jóvenes sólo le han conocido, especialmente los árbitros, en su faceta de vocal de Disciplina y Méritos del Comité Técnico, una especie de “sargento de hierro” que se encargaba de la intachable imagen que debe representar todo colegiado desde el momento en que pisaba un terreno de juego o las instalaciones del Comité Técnico. Aunque le tocó el papel de “malo de la película“, bajo su hierática imagen se escondía un buen corazón, ese órgano que tanto disgustos le había dado durante los últimos años y que le había obligado a distintos periodo de convalecencia." Así lo describe los diarios digitales iusport.com, infoNorteDigital.com, La Provincia y Diario de Las Palmas, NorteGranCanaria.es,... entre otros semanarios informativos y deportivos locales. Pero Pucho además de árbitro, fue funcionario de la Delegación Provincial del Ministerio de Trabajo, donde su labor como trabajador infatigable, tenaz, perseverante en su trabajo y en su vida, amén de generoso con los demás hasta el punto de olvidarse de sí mismo por complacer o por ayudar al conocido, al amigo o al desconocido que precisaba de una ayuda, dejó huellas que perduran hasta la actualidad.Pucho me dio eso a mi. Me hizo sentirme en familia, me convirtió sin apenas percatarme, en alguien más de los suyos, alguien en el que poder confiar, entregándome con su buen humor, su simpatía, su carácter bonachón, hasta llegar incluso a ser, en ocasiones, algo ingenuo, todo su afecto, estima, interés y familiaridad.Se ha ido alguien especial para mi por todo lo mencionado anteriormente y porque juntos conformábamos los padrinos de mi hermana Mary. Ahora, me quedo sola como madrina de ésta y confío estar a la altura y arroparla del vacío que nos ha dejado. También quiero recordar a sus hijos y por supuesto, a sus hermanas que se quedan ahora, sin el último varón que conformaba su referente paterno y su equipo familiar, correspondiente. En cualquier caso, quiero manifestar aquí, mi agradecimiento por haber tenido la inmensa fortuna de haber conocido a un ser humano de tal noble disposición y carácter y espero que allí, donde esté ahora, cuide de todos nosotros y siga construyendo moradas de paz, alegría y entusiasmo por la vida eterna.¡Qué Dios te tenga en su Gloria, Pucho!D.E.P. José Miguel Álvarez Guerra¡Hasta siempre!¡Hasta pronto, cómplice!

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