Hay días en que, en vez de brillar, nos apagamos.
Hay momentos en que, en vez de sonreir, lloramos.
Hay noches en que, en vez de abrazar, pinchamos.
Hay situaciones en las que, en vez de hacer felices, dañamos...Y entonces, al menos yo, siento que el universo reposa sobre mi espalda, empeñado en empequeñecerme y hundirme, en vez de mostrarme lo grande que soy al existir para que mis ojos lo descubran.
Tal vez todo se deba a mi eterno afán de hacer felices.
Puede que no tenga que ocuparme tanto de los demás, ni de que se sientan mejor y mejores.
Quizá yo fuera más feliz olvidándome, a ratos, de todos y volcándome exclusivamente en mi misma...O no. Porque si así fuese, yo no sería yo y me gusta ser quien soy.
Hay momentos en que, mi leal y perenne amiga soledad casi me ahoga de tanto abrazarme.