Tener equilibrio en la vida quiere decir que no abusas de ninguna faceta de tu vida. Tu familia, tu trabajo, tus amigos... todo tiene su lugar y es su lugar correcto. Pocos lo consiguen y muchos lo anhelan.
De la misma manera una organización que persigue sobrevivir más allá de la efervescencia de su concepción debe buscar el equilibrio y navegar así hacia el objetivo por el que fue creada. Poético, sí, pero, según Margaret Wheatley autora del libro "Liderazgo y la nueva ciencia", una creencia que merece ser puesta en duda.
Equilibrio: Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente.
Todas las definiciones de la palabra equilibrio nos transmiten la misma idea: todo lo que ocurre tiene una fuerza contraria que la anula y de esta forma evita todo cambio.
¿Es esto algo positivo? ¿Es esto una situación que toda organización debería buscar? Llegar a la situación donde somos inmunes a todo cambio no es algo que suene muy atractivo. A todos nos vienen a la mente grandes organizaciones con mucha historia a sus espaldas que son incapaces de adaptarse a los cambios, incapaces de ver más allá de cómo han ido las cosas hasta ahora e incapaces de imaginarse un mundo con nuevas reglas. Quizás estas organizaciones alcanzaron el tan añorado equilibrio... y ahora las está matando.
A veces hay que perder el equilibrio para la que la bola empiece a rodar.
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