He vuelto a la luna mora
para mirarla a la cara,
porque estuvo con su amante
soñando en la madrugada.
Ella tenía en la noche
un secreto junto al arpa,
que en soledad y silencio
allí bien se lo guardaba.
Luna de faz misteriosa
por los siglos amparada,
con mil romances a cuestas
que llevas como una carga.
No quisiste que la lluvia
bajara por tus pestañas,
ni el rocío, ni el salitre
te salpicara la espalda.
He vuelto a la luna mora
para saber con quien habla,
tengo celos de su lecho
y de la mar tan el calma.
Necesito sus pasiones
y el temblor de sus palabras,
porque quiero que me llegue
el rubor de su mirada.
Vuelvo a ser de nuevo un niño,
siento un ansia que me embarga,
con la paz de la campiña
y el arrullo de las ranas.
Respiro fuerte en la noche,
de forma desenfrenada,
siento aromas que me llegan
de esta luna enamorada.
He vuelto a la luna mora
con azahares y nácar
y unos ojos de rubíes,
con que derriten mi alma.
Seguro que es de su amante
el olor que ahora la abraza,
y esa rosa y su perfume
que hasta embriaga mis pestañas.
Respira fuerte, me digo,
presiento que llega el alba,
y amanecen los gorriones
saludando a la mañana.
Están solo, con mis labios,
los besos y las miradas
y el fuego fiel de mi pecho
con el volcán y la lava.
He vuelto a la luna mora
que, en la sierra y la montaña,
se posaba dulcemente
con su sombra plateada.
Me quiero fundir con ella,
con el mar y con sus playas,
con sus olas cantarinas
y el rumor de las resacas.
Somos versos de un poema,
una coma en lontananza,
el reflejo de un romance
que me quema la garganta.
No te rías de estos versos,
¡Oh lunita tan lozana!,
pues no tengo yo la culpa
de un amor que me rebasa.
"...He vuelto a la luna mora,
luna y lunita de escarcha,
para mirar a sus ojos
y ver, si en ellos, me ama..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/15