Nació en Côte-Saint-André, Francia, el 11 de diciembre de 1803, su destino era ser médico como su padre, pero el que tiene unos años sabe que sobre el destino impera el deseo. Héctor era un joven sensible, capaz de sentir en su piel la emoción más intensa tras una simple lectura o al escuchar una pieza de su admirado Beethoven. De la mano del compositor checo Anton Reicha, Berlioz entra en el mundo de la música y se despide para siempre del Vademécum.
Berlioz es el compositor más romántico, su instrumento era la orquesta a la que dominaba como ningún otro. Tuvo la revolucionaria idea de crear un libreto para sus obras, una historia que se explicaba con música en la que cada personaje tenía un tema constante, un leitmotiv. Para componer la Sinfonía Fantástica (1830),
«sólo puedo comparar el efecto que me produjo su talento y su genio dramático tanto en mi alma como en mi corazón, con una especie de conmoción producto de este poeta. Me es imposible decir más…» Fue un músico independiente, que no encontraba un lugar entre sus iguales, buscaba trasmitir
Después de ganar en 1830, el Premio de Roma, la beca más importante del mundo de la música, pasó dos años en aquella ciudad. Aquella fue una época triste para el artista que no quería marcharse cuando empezaba a ser reconocido en París, después del éxito de su Sinfonía Fantástica. A su regreso, y tras reanudar su relación con la actriz irlandesa, se cumplió uno de
En 1856 comenzó a componer Los Troyanos, una adaptación del la Eneida de Virgilio. Su estreno en París fue un fracaso del que el compositor nunca se recuperó. La amargura de no ser justamente valorado por sus compatriotas, las enfermedades que llegaron con los años, la muerte de muchos amigos, incluida la de su padre, la de Harriet, un hijo de ambos y la más dolorosa, la de Marie Recio, le sumió en una profunda depresión. Murió en París el 8 de marzo de 1869, a los 66 años y fue enterrado en el cementerio de Montmartre.
Berlioz fue muy valorado en Rusia, Nikolái Rimski-Kórsakov asistió como estudiante a los conciertos que Berlioz ofreció en Moscú y Tchaicowski no disimuló la influencia del compositor en su propia obra. También en Europa, Mahler y Strauss le estudiaron con atención. Sin embargo, nunca fue profeta en su tierra, en 2003 se cumplía el bicentenario de su nacimiento y hubo una propuesta para llevar sus restos al panteón francés junto a su amigo Alejandro Dumas, pero Jacques Chirac se opuso.
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"Yo soy..... esperanza del pasado, ilusiones del pasado, concepciones elevadas y pensamientos profundos del pasado."