Iban caminando dos amigos tranquilamente por la calle cuando se encontraron a un árabe, el que les pregunta:
¿Son ustedes herbanos?
Y estos contestan:
No señor, no somos hermanos.
Pero el árabe insiste:
A mí no me engañan, ustedes dos son herbanos.
Que no señor, nosotros no somos hermanos.
¡Cómo no! Ustedes son herbanos.
¡Cuántas veces le tengo que repetir que no somos hermanos.
Pero el árabe insistió hasta que los amigos dicen:
¡Esta bien, sí somos hermanos!
Y el árabe contesta.
¡Bues no se baresen!