Te escribo porque no tengo otra cosa qué hacer. He tenido un día agitado y estoy cansado… La verdad te escribo porque ya hace medio año no sé nada de ti. Me preocupa. Sé que al separarnos, hermano querido, fue triste. Siempre compartíamos cosas, desde muy pequeños. Como esa vez que inventamos nuestro propio idioma, ¿te acuerdas? Fue divertido. Cuando abusábamos de la paciencia de mamá; nosotros fuimos el motivo de sus arruguitas prematuras. Y cómo nos divertíamos de pequeño, y cuando nos pegábamos, eso era genial. Sentir ese dolorcito chistoso que nos hacía reír. ¡Qué momentos! Desde que te fuiste de casa a estudiar, nuestro hogar no fue lo mismo.
Te admiro como lo hice siempre. Desde peque fuiste un gran ejemplo… Me acabo de acordar, que siempre hacía lo que tú hacías. Si elegías algo yo lo elegía también, sé que a veces te daba cólera, pero lo hacías porque sabía que lo que escogías estaba correcto.
Y gracias por los consejos. Por tu confianza, por tu amistad y especialmente por el amor que me diste hermanito.
PD:: Esteban nuestro perrito, como tú lo llamaste, murió ayer, ya estaba viejo. Pero desde que ya no estás el perro ya estaba mal. Ah… mamá te manda saludos. Te quiero hermano. Adiós.
A Anthony.