El Sáhara vuelve a ser noticia, desde hace un mes es tema de debate social en comparecencias mediáticas y conversaciones de café. Se ha popularizado gracias a un nombre propio, Aminetu Haidar. Una activista que ha luchado pacíficamente por los derechos y libertades del pueblo saharaui, mientras nosotros permanecíamos impasibles a las violaciones de los derechos humanos que Marruecos comete bajo la mal llamada monarquía de Mohamed IV.
El pasado 14 de noviembre, la policía marroquí robó injustamente el pasaporte de Haidar tras salir de su país para recoger un premio por los derechos humanos en NY. Sin identidad llegó al aeropuerto de Lanzarote gracias a una patética rutina del Gobierno Español. Yo me pregunto ¿la democracia consiste en convivir constantemente con la violación de los derechos humanos?
Como los humanos no sólo vivimos de la comida, Haidar destapó una huelga de hambre para conseguir un propósito digno: volver a su Sáhara Occidental con derecho ciudadano. Hoy, lleva 30 días sin comer y su debilidad es máxima: no puede caminar ni leer ni escribir ni pensar ni apenas hablar. ¿Por qué España no quiere arrodillar a Marruecos?, ¿Ceuta y Melilla son sus intereses o, por el contrario, teme la insurgencia islamista?
Retomando el pasado, España se deshizo irresponsablemente del Sáhara en 1976, abandonándolo a manos de Marruecos y Mauritania. La mentira durante más de 30 años requiere un debate de memoria histórica en nuestro país. Los saharauis reclaman sus derechos y desde hace más de 15 esperan un referéndum que no se convoca nunca. Aspectos silenciados que parecen no importar a la comunidad internacional; aunque hayan sido muchas las personas que se han unido a la causa que afecta directamente a 150.000 saharauis. A pesar de ello, Marruecos permanece firme en su negativa de permitir el regreso de Haidar. Y permitidme un poso de inocencia: si no pueden los políticos, podamos los internautas. Ya somos 17.894 los que hemos firmado un comunicado de AVAAZ dirigido al Ministro Moratinos.
¿Dignidad es una palabra desusada en el siglo XXI? Aminetu no acepta cualquier pasaporte de la UE porque no quiere ser extranjera en su país. De eso se trata la dignidad para una madre de dos hijos aunque pueda ser incomprensible para otras madres. Numerosas asociaciones y sus conciudadanos del desierto apoyan su causa y animan a la mujer de Aiuún a seguir luchando. Hoy me atrevería a decir, y estoy cómodamente sentada en una silla, que la lucha pacifista se hace con activistas y no con héroes. ¡No te dejes morir!