Revista Literatura

H.g. wells: más allá de las letras

Publicado el 11 octubre 2021 por David Rubio Sánchez
H.G. WELLS: MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS
Continuamos nuestro homenaje a la figura de H.G. Wells con un envase de seis cápsulas anecdóticas que creo nos servirán para comprender la dimensión de este autor, un auténtico adelantado a su tiempo y, casi afirmaría, el precursor de la nueva sociedad que para bien o para mal está comenzando a dibujarse.
    En la entrada que convocaba el concurso de relatos de este mes ya vimos un poco de su infancia y de aquellas experiencias vitales que le llevaron a escribir La guerra de los mundos en 1898. Pero desde luego, H.G. Wells no solo fundó la ciencia ficción.

H. G. WELLS: MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS

«El valor permanente de Wells reside, en primer lugar, en que fue un liberador del pensamiento y de la imaginación».Bertrand Russell

    Su figura llegó a alcanzar tales cotas de relevancia en su época que de algún modo eclipsarían su faceta de escritor, y ello pese a que alcanzó el éxito desde su primera novela, La máquina del tiempo.
    Un éxito que solventó su situación económica, aunque la abundancia le llegó no tanto como escritor de ficción, sino como ensayista.

EL AUTOR QUE LOGRÓ TRES MILLONES DE EUROS CON UN ENSAYO DE HISTORIA

Si metiéramos en un ascensor a los escritores que hayan sido capaces de ganar ese dinero, desde luego nos sobraría espacio. Pero sí hablamos de ensayistas sobre Historia creo que Wells sería, y será por los siglos de los siglos, el único ocupante de ese ascensor.
    Wells ganó dicha cifra —al cambio de hoy, claro—, con una obra que publicó por entregas desde el 22/11/1919. En total, 24 publicaciones quincenales en las que de forma amena y esquemática narraba la historia del mundo desde el origen de la Tierra hasta la Primera Guerra Mundial. En 1920 se recopiló en un solo libro bajo el título El bosquejo de la Historia, también conocido como Breve historia del mundo. Durante los años treinta vendió más de dos millones de ejemplares en todo el mundo y, además, fue adaptada para que durante años fuera el manual de Historia en los colegios del Reino Unido.
    Con este dato creo que podemos coincidir con las palabras que le dirigió un personaje histórico que seguro nunca imaginaríamos:
Hombres de la vida pública de su importancia no son "gente sencilla". Naturalmente, solo la historia pronuncia el juicio definitivo acerca de la importancia que tal o cual hombre haya tenido efectivamente; pero, en todo caso, usted no contempla el mundo con los ojos del "hombre sencillo".
El personaje que le dedicó estas palabras fue nada menos que…
Iósif Stalin.

EL HOMBRE QUE INTENTÓ COMPRENDER A LOS DOS MUNDOS

En 1920, H.G. Wells ya entrevistó a Lenin. Lamentablemente, no he podido encontrar esa entrevista ni tampoco la que le realizó a Franklin D. Roosvelt. Pero sí está publicada y disponible la que realizó a Stalin en 1934, cuando visitó la URSS como presidente del PEN CLUB INTERNACIONAL, una asociación de escritores de la que fue cofundador en 1921 y cuyo fin es promover la amistad, colaboración y defensa de escritores de todo el mundo.
    En la URSS había unos cuantos escritores en situación comprometida así que H.G. Wells no solo viajó allí para darles su apoyo, sino que logró audiencia con el mandatario soviético. No sé si ese encuentro sirvió para mejorar la vida de los escritores opuestos al Régimen, pero sin duda nos dejó un documento único para comprender buena parte de lo que sucedió en el s. XX y, me temo, el siglo actual.
    Podéis acceder a ella, os lo recomiendo, AQUÍ.
H.G. WELLS: MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS
    Desgraciadamente, la Humanidad se empeñó en que H.G. Wells perdiera la fe en el ser humano. Con la II Guerra Mundial, su humanismo empezó a hacer aguas y esa creencia en la bondad intrínseca del ser humano se atenuó. No obstante, hasta ese momento, Wells no se limitó a exponer sus ideas sobre el papel.
    Su influencia en nuestra propia sociedad casi se puede tocar y hasta afirmar que fue…

PIONERO DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

H.G. Wells fue de los primeros en entender que la Humanidad del s. XX se enfrentaría a problemas tan grandes y globales que ningún país sería capaz de hacerles frente de manera aislada. Comprendió muy pronto el poder devastador que la tecnología podría dotar a los ejércitos o, adelantándose en más de ochenta años, advertir del daño irreparable que el ser humano podía llegar a causar a la Naturaleza.
    Esa clase de problemas estaban por encima de ideologías y nacionalismos, y frente a ellos se necesitaría una unión mundial en torno a un único poder mundial capaz de afrontar ese escenario. Sus convicciones le llevaron a la Sociedad Fabiana, una institución que pretendía promover las ideas socialistas como vía intermedia entre el capitalismo y el comunismo. Creo que no me equivoco demasiado si digo que buena parte del Estado del bienestar de las sociedades occidentales se la debemos a ella.
    Pues bien, Wells, tras dos ensayos superventas, Anticipaciones (1901) y La Humanidad en ciernes (1903) se convirtió en el fichaje estrella de dicha sociedad, con cuyas ideas sobre justicia social, igualdad de oportunidades o la equiparación de derechos de las mujeres encajaba como un guante…
    Bueno, con excepción de una idea concreta, pero de eso hablaremos en el siguiente apartado. En dicha sociedad permaneció solo tres años, pero Wells continuaría su activismo siendo uno de los promotores de la Sociedad de Naciones, el precedente de la ONU, en la línea de su idea de un poder mundial único. Además, elaboró el primer borrador de lo que sería la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
H.G. WELLS: MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS
    Creo que con estas pinceladas ya hemos podido apreciar la dimensión de Wells, pero desde luego su vida más privada también resultó muy jugosa, tanto como para que le apodaran El Jaguar en referencia a sus habilidades sexuales.

EL JAGUAR Y LA PANTERA

Quien apodó a H.G. Wells como el Jaguar fue la también escritora Rebecca West con quien mantuvo una relación durante diez años y a la que él llamaba la Pantera, así que ya podemos hacernos una idea de las altas temperaturas que alcanzaron entre ellos. 
En cierta ocasión, Somerset Maughan le preguntó a Rebecca West, no sin cierta envidia, ¿qué narices veían las mujeres en ese tipo ya maduro? Ella le contestó: “Huele a nueces y retoza como un animalito”.

    Y retozar, retozó. Era un convencido defensor del amor libre y de la liberación sexual —algo que entre otras cosas le hizo abandonar la Sociedad Fabiana—. Imagino que no le quedó otra, porque su adicción al sexo fue muy grande. Estuvo casado dos veces, la primera con su prima lejana, Mary Wells, que duró poco, de 1891 a 1894. Al año siguiente, con una alumna suya, Amy Catherine Robbins, con la que tuvo dos hijos. En esta ocasión, el matrimonio duró 33 años, aunque tuvo mucho que ver que la buena de Amy aceptará que Wells tuviera cuantos romances quisiera en su pisito de Londres.
    Uno de esos incontables romances fue el que mantuvo con la Pantera, Rebecca West, una escritora y feminista activa a la que conoció cuando esta le regaló una crítica demoledora a una de sus obras, que curiosamente se titulaba Matrimonio, en septiembre de 1912. Para Wells, Rebecca reunía atractivo sexual y cercanía intelectual. Ambos luchaban contra la hipocresía moral dominante y defendían “un sistema nuevo de relaciones entre el hombre y la mujer, a salvo del servilismo, de la agresión, de la provocación y del parasitismo”. Tanto congeniaron que su relación de alto voltaje se prolongó diez años, además de fructificar en un hijo, Anthony.
    Por supuesto, nunca sabremos cuánto hay de cierto en estos temas y más si tenemos en cuenta que H.G. Wells fue el creador de la famosa cita “No es tan fiero el león como lo pintan, entre muchas otras cosas, claro.

LAS VISIONES DE WELLS

Quienes tuvieron la suerte de leer Anticipaciones (1901), desde luego no pudieron decir que no sabían lo que el s. XX les tenía deparado. Wells pronosticó en ese ensayo el desarrollo de grandes ciudades y suburbios, la globalización económica, el deterioro de la Naturaleza o cómo serían los futuros conflictos militares. En siguientes obras profundizaría sobre aspectos tan actuales como el peligro de un conflicto nuclear, los métodos de vigilancia, el poder de manipulación de los medios, la creación de una red de conexión global y el calentamiento global.
    De hecho, en cualquier obra de Wells podemos encontrarnos con predicciones que años posteriores confirmarían. Entre ellas encontramos:

La cuarta dimensión

Transcribo este texto:
Todo cuerpo real debe extenderse en cuatro direcciones: Longitud, Anchura, Espesor y… Duración. Pero debido a la flaqueza natural de la carne tendemos a olvidar este hecho. Existen cuatro dimensiones, tres a las que llamamos los tres planos del Espacio, y una cuarta, el Tiempo.
    Podríamos pensar que es un extracto de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, publicada en 1915. Pero no, el texto es de La Máquina del Tiempo, publicada en 1895. Veinte años antes. ¿Contaba Wells con una máquina del Tiempo de verdad?

La bomba atómica

La primera vez que aparecieron juntas esta terrible combinación de palabras fue en su novela El Mundo Liberado, en 1914. En ella, Wells trató sobre los peligros del mal uso de la ciencia y en particular del uso del potencial atómico como arma de guerra. Definió su bomba como una granada de uranio capaz de provocar explosiones de manera indefinida. En 1933, con La forma de las cosas que vendrán, afinaría su predicción detallando un lanzamiento de bombas durante un conflicto global que se iniciaría en Europa Oriental, provocando una devastación sin precedentes. Sí, desgraciadamente también anticipó la II Guerra Mundial

Los rayos láser

Los que hayáis leído La guerra de los mundos seguro que habréis identificado el rayo de calor que lanzaban los trípodes, capaces de producir tanta energía que prendía fuego en la piel e incineraba edificios, con lo que años después sería el rayo láser.
    La verdad es que Wells, pese a ser un pacifista, tenía bastante talento imaginando armas. Hasta el punto que Winston Churchill se refirió a Wells como su inspirador en cuanto al uso de las fuerzas aéreas.

La manipulación genética

Sin duda, en La isla del doctor Moreau podemos apreciar un avance de la manipulación genética de las especies para la mejora de sus capacidades.
    Crucemos los dedos para que el resultado no sea el mismo.
H.G. WELLS: MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS
    Creo que ya hemos visto que Wells fue muchas cosas, pero desde luego una de ellas no era ser supersticioso.

Vivir en el nº 13 de tu calle en una zona de bombardeos

H.G. Wells vivió en el nº 13 de la calle Hannover Terrace. El dato no tendría más relevancia si no mencionamos que fue este domicilio donde pasó sus últimos años. Pero esto tampoco sería un dato llamativo si no decimos que estos años coincidieron con la II Guerra Mundial y que esa barriada se encontraba en Primrose Hill, justo donde estaban instalados los cañones antiaéreos en Londres. Así que vivir en el nº 13 de un objetivo para las bombas es algo que prueba que Wells no era para nada supersticioso. Es más, pese a que todos los vecinos de la zona le insistían en que se marchara como ellos a zonas más tranquilas él se empecinó en permanecer en su casa hasta que finalizara la guerra.
    Sin embargo, quizá el destino evitó que ninguna bomba cayera en su casa, pero le tenía reservado otro trece a Wells. Un 13 de agosto de 1946, se encontraba en su habitación, sentado en la cama mientras el cáncer consumía sus últimas fuerzas. En ese momento, entró la dama de servicio para traerle un pijama limpio. Antes de marchar le preguntó si deseaba alguna cosa más. Wells le respondió: “No, gracias. Por favor, prosiga usted con su trabajo. Yo ya tengo de todo”.
    Media hora después descubrieron su cadáver sobre la cama.
    Así falleció H. G. Wells, el tercer hijo de una modesta familia que regentaba una tienda de ropa en el clasista Londres victoriano, pero cuyo talento e imaginación le hicieron alcanzar la eternidad.
¡Saludos tinteros!
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