Hoy empieza el invierno, a las 23 horas y 29 minutos. Me adelanto un poco al horario oficial para explicaros, con sinceridad, que siento llegada la hora de la hibernación. Según el imprescindible DRAE, la palabra (primera acepción) designa el "estado fisiológico que se presenta en ciertos mamíferos como adaptación a condiciones invernales extremas, con descenso de la temperatura corporal hasta cerca de 0° y disminución general de las funciones metabólicas." Tengo la sensación, casi la certeza, de que llevo ya mucho tiempo repitiendo esquemas y forma de decir las cosas. Las palabras cambian, claro, porque los temas, los vinos, las comidas no se repiten (y las que se repiten no suelen salir aquí), pero las formas son las mismas desde hace ya mucho. Y no me gusta. No me gusta tener el sentimiento de que puedo estar 10 ó 15 años escribiendo mis notas con un esquema parecido, como veo que sucede, machaconamente, en la prensa al uso.
Quiero pensar otras maneras, buscar otros caminos para mi relación con el vino y su cultura. Necesito "hibernar", disminuir mi metabolismo vínico público y concentrarme en el privado. Quiero estudiar y leer más, documentarme mejor y escribir menos. Quiero beber y probar, conocer y descubrir sin tomar tantas notas. Hibernar no significa morir y, por lo tanto, cuando me apetezca mucho y crea que el tema merece la pena, seguiré publicando en el cuaderno. Este blog no muere ni se desactiva: sus contenidos siguen a disposición de quien quiera leerlos y, de vez en cuando, habrá novedades. Pero prefiero ser sincero: no veo la forma, ahora mismo, de seguir evolucionando sin traicionar la esencia de lo que, en mi opinión, tiene que ser un blog. Mientras espero que llegue mi "primavera" y despierto del letargo invernal, acepto gustoso ideas y ofertas relacionadas con el vino y con su comunicación. A ver si encuentro estímulos de calor que me ayuden a superar el frío y a encontrar un camino que sea tan creativo y excitante como lo ha sido éste en los últimos dos años y medio. Sin que suene literalmente a despedida, porque seguiremos encontrándonos, a ratos aquí mismo o allí donde los dioses dispongan, quiero daros las gracias a los que habéis estado al otro lado: todo lo que me ha sucedido desde que tomé la decisión de publicar mis notas ha merecido mucho la pena. Y muchos de vosotros, en público y en privado, lo habéis hecho posible.
La primera foto, de Porrera bajo la nieve, pertenece a Dominic y Paco, de Clos Dominic. Su autora es Íngrid, una de sus hijas. La segunda, de un camino americano en primavera, es de billtam.
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Hibernación
Publicado el 20 diciembre 2009 por Jgomezp24También podría interesarte :