-Existen probabilidades de que crezca con normalidad -dijo-, pero existe un alto riesgo de que su coeficiente intelectual sea muy bajo. Eso significa que tendré que ahorrar todo lo que pueda para su futuro. Desde luego que no le pediré que me ayude a encontrar un trabajo, después de lo sucedido con el anterior. He decidido abandonar mi carrera docente... He pensado en trabajar como guía de turistas extranjeros. Siempre soñé con viajar a África y contratar un guía, de modo que sólo invertiré la fantasía: yo seré el guía local para quienes viajen a Japón.El profesor iba a replicarle pero tuvieron que hacerse a un lado para dejar paso a una pandilla de chicos. Todos llevaban chaquetas con un dragón bordado en la espalda. Bird se dio cuenta de quiénes eran: los gamberros con los que había peleado la noche en que nació el bebé.-Conozco a esos muchachos pero ellos no me han reconocido.-En pocas semanas te has convertido en otra persona. Tal vez se deba a ello.-¿De verdad lo cree así?-Has cambiado mucho. -La voz del profesor sonaba cálida y afectuosa-. Un apodo infantil como Bird ya no te va.Se detuvieron a esperar a las mujeres y entonces Bird miró a su hijo, acunado en brazos de su esposa. Intentó reflejar su imagen en las pupilas del bebé, pero fue tan minúscula que Bird no pudo confirmar su nuevo rostro. En cuanto llegara a casa se echaría un vistazo en el espejo. Y luego estrenaría el diccionario que le regalara Delchef, en cuya solapa interior había escrito una palabra que significaba "esperanza". La primera palabra que Bird quería buscar en el diccionario de aquel pequeño país balcánico era "perseverancia".
_____________________________________________________________________________ Una cuestión personal
Kenzaburo Oé (Uchiko (Japón), 31 de enero de 1935)
"Una cuestión personal" cuenta la terrible odisea de Bird, un joven profesor de inglés abrumado por una cenagosa existencia cotidiana en el Japón contemporáneo. Su anhelo secreto es redimirse a través de un mítico viaje por África, donde, según cree, su vida renacerá plena de sentido. Pero tales proyectos sufren un vuelco de ciento ochenta grados: su esposa da a luz un monstruoso bebé, condenado a una muerte inminente o, en el mejor de los casos, a una vida de vegetal. Este hecho convulsiona el lánguido e indolente existir de Bird y, durante tres días y tres noches, se arrastra por un implacable recorrido hacia lo más profundo de su abismo interior. Descenso a los infiernos en el que le acompañará Himiko, una vieja compañera de estudios. Bird buscará refugio en el alcohol, en los brazos de Himiko y, principalmente, en su propia vergüenza y humillación: ¿debe aceptar la fatalidad, cargar para siempre con un hijo anormal y renunciar a sus planes de una vida mejor o, por el contrario, debe desembarazarse del bebé provocando un desenlace fatal?