Revista Literatura
Hijos de Heracles: El nacimiento de Esparta, por Teo Palacios
Publicado el 16 marzo 2010 por BlancamiosiHe terminado de leer Los hijos de Heracles, y debo admitir que ha dejado una profunda impresión en mí. Más que una novela, podría afirmar tal vez por mis escasos conocimientos del mundo griego antiguo, que se trata de un documento referencial, hasta podría decir testimonial de la historia de Esparta, la tierra de los descendientes de Hércules.
Teo ha sabido mezclar con maestría las leyendas griegas con la cotidianidad de los habitantes de Esparta, sus creencias en los dioses, el nacimiento de sus mitos, sus costumbres, su comportamiento, sus leyes y el aporte cultural que el espíritu de sus poetas dejó como legado para el mundo actual.
El personaje principal, Anaxándridas, hijo del rey de Esparta, Teopompo, a su vez hijo de Nicandro, de la dinastía euripóntida, en un prefacio habla en primera persona, justo antes de la batalla que significará la gran victoria espartana ante los mesenios dirigidos por el escurridizo Aristómedes. La novela está entretejida tan inteligentemente, que a medida que pasaba las páginas me adentraba en un mundo del que solo nos han llegado fragmentos. Lo que antes era un rompecabezas con las piezas mezcladas, empezaba a tomar forma: desde el origen de las fiestas a los dioses que son recordadas hasta nuestros días, hasta las Olimpíadas. Teo Palacios supo sacar partido hasta de las derrotas, como es el caso de la derrota de Hisias, a partir de la que se creó el festival de las Gimnopedias, o festival de los niños desnudos. A propósito de esto, es interesante ver que los espartanos veían el cuerpo humano de diferente manera a como se acostumbra ver en nuestro días. Hombres y mujeres hacen uso de su desnudez con naturalidad, así como costumbres que pudieran parecernos detestables, como la excesiva rigidez en la crianza de los niños, que para ellos significaba la supervivencia del más apto, o que en algunos casos algún espartano prototipo del hombre perfecto, actuase como semental; con el consenso del marido, para de esa manera contribuir a prolongar con sus genes una raza llena de atributos. O que se instaurasen las leyes de eutanasia, garantizando de esa manera una población libre de defectos congénitos.
Curiosamente, Anaxándridas, siendo el hijo menos amado de Teopompo fue quien dio la gloria final a Esparta, mientras que su hermano Arquidamo, tal vez más apto físicamente que él, optó por el camino del odio y de la venganza. La relación entre padre e hijo, me refiero a Teopompo y Anaxándridas, estuvo desde un principio muy bien definida, se podía sentir la frustración del hijo y el desprecio del padre, sin embargo, lograste que al final sintiera admiración por el padre, consecuencia de la propia admiración que sentía Anaxándridas por él. Le diste una personalidad humana, inteligente, y justiciera.
Me han gustado en especial las descripciones de los sentimientos: unas veces de dolor y de impotencia, otras de rabia y desilusión, y me ha parecido ver ante mis ojos esos hombres enormes, fuertes y valerosos, acostumbrados a la vida dura, en la que su principal meta era la defensa de su pueblo. No obstante, existe una parte oscura en toda historia, y en ésta se trata del sometimiento al que fueron víctimas los esclavos o hilotas, que a los ojos espartanos eran esclavos porque tenían que serlo, y por tanto, tratados como tales de por vida.
Hay partes preciosas, como el relato que Anaxándridas hace a su hijo Arquidiamo cuando estaba pequeño, por medio del cual, nos enteramos de la historia de Menelao y Helena, de una manera más fidedigna que las que nos ha mostrado la película Helena de Troya, por poner un ejemplo.
La novela es una delicia para los amantes de los dioses del Olimpo, de las costumbres griegas y de las leyendas que en esta obra aparecen con naturalidad, con unos diálogos bien llevados, con conversaciones inteligentes, que van respondiendo a las preguntas que uno como lector se va haciendo.
Comprendo ahora las dificultades para documentar la novela, como relataba Teo en su blog, ya que es un pedazo inolvidable de la historia.
Mis felicitaciones a Teo Palacios, por una novela que bien merece un premio, pues es toda una tesis basada en la historia de Esparta, que al mismo tiempo que entretiene, nos da toda una lección de historia.
B. Miosi