Hilo Rojo del Destino
Cuenta una leyenda de origen japonés que existe un hilo rojo invisible que conecta por el dedo meñique a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias. Se dice que el hilo se puede estirarse o contraerse, pero nunca romperse.
Sin embargo hay lazos que si se rompen, tal vez no tenían el hilo rojo atado en el meñique o como suele suceder por razones que no son precisamente de nuestro agrado se cortan los vínculos y esta triste ocasión nos obliga a soltar y dejar ir a seres que en un momento estuvieron ahí iluminando toda nuestra existencia.
Ayer estuve recordando a Cándido o el Optimista de Voltaire, allí el filosofo Pangloss decía una y otra vez que todo sucede para bien ... a pesar de todos sus infortunios, peripecias y enredos Cándido finalmente terminó encontrando a su amada Cunegunda. ¿Destino? o ¿Propósito? ¿Cuál es la diferencia?
Tal vez el destino lo escribió algún ser con suficiente tiempo libre para cálculos complicados, pero el propósito significa tener una finalidad, una causa, algo verdaderamente trascendente, como un gran amor, así le pasó a Cándido con Cunegunda y al Dante con su Beatriz, por eso es que creo que hay hilos que pueden romperse pueden que no sean suficientemente rojos, o fuertes, no todas las historias tienen un final feliz, los finales alternativos pueden ser incluso ser más propicios para el crecimiento, es por ello que también es saludable confiar en que todo lo que nos ocurre es necesario para evolucionar esto significa comprender que cada circunstancia es un aprendizaje; cada ser que llega a nuestras vidas es un Maestro; cada experiencia un examen de la vida a veces fácil otras (la mayoría) difíciles y dolorosas. Es un verdadero acto de fe creer que cada herida una oportunidad para sanar el alma.
Es así como la rueda de la vida gira eternamente, con encuentros y desencuentros de almas que buscan tal vez con acuerdos pactados de antemano en otras vidas caminar con nosotros un trecho del camino a veces largo y otras muy breve, pero estos encuentros siempre vienen a despabilarnos y recordarnos nuestro norte, ese punto guía que debemos seguir, para poder retornar a nuestro verdadero hogar.Sapere Aude