Revista Diario

Historias de lavapiés

Publicado el 01 septiembre 2010 por Patsyscott

HISTORIAS DE LAVAPIÉSEL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ (espero que no se enfade J.Coen por utilizar el nombre de su película como título)
En Lavapiés hay un personaje que no conozco físicamente, ni sé exactamente en qué calle o edificio vive, pero  cuyo nombre tengo clarísimo: se llama Carlos y es sin duda el tipo más popular del barrio.
Abres un ojo a las 7.30 de la mañana y oyes una voz de mujer que grita ¡CARLOOOOOOOOOOS! Alargando y cargando de intensidad  la sílaba final emulando el "grito de Tarzán". Pausa. Y otra vez la misma voz ¡CARLOOOOOOOOOS! Una, dos, tres veces. (Me entran ganas de asomarme y gritar ¡NO ESTAAAAAAA!!!!  - pero me contengo ).
A media mañana otra vez, hombre, mujer o niño al grito de: ¡CARLOOOOOOS! y nuevamente se repite la misma rutina. Pausa y replay un par de veces por si las moscas.
Y así por la tarde.
Y por la noche.
Y tres o cuatro veces seguidas. 
Hombres, mujeres y niños que buscan a Carlos desesperadamente.
Menos mal que al parecer el susodicho se acuesta relativamente temprano - después de las 11 ya lo dan por perdido o dejan de buscarlo y queda de él únicamente una pintada verde fosforescente que alguien le dedicó en el muro del estanco y que dice: CARLOS JE T'AIME (presumo que se trata del mismo Carlos). 
Podría tratarse de un "camello" - sería muy fuerte que lo llamaran los niños, (aunque peores cosas se han visto) pero carece de lógica. A la policía le bastaría con pararse en una esquina y gritar ¡CAAARLOOOOOOOOOOS! para engañarlo.
Podría tratarse de alguien sin portero automático. No. Los gritos no se producen frente a un edificio concreto, sino que son emitidos  desde diferentes calles y esquinas.
Lo curioso es que el tal Carlos o es muy silencoso (¿será inglés? recordando el post de Candela) o es mudo. O sordo. O las tres cosas. Jamás contesta. No se oye voz alguna que responda al grito de guerra.
¿Será que simplemente se materializa acudiendo a la llamada? A lo mejor, pero tendría que tener el don de la ubiquidad, porque lo llaman desde sitios diferentes.
A lo mejor Carlos está desaparecido. O no existe.  ¿Seguirán buscándolo eternamente? ¿Y si un día me lo cruzo por la calle, cómo lo reconoceré? ¿Seré capaz de aconsejarle que se compre un audífono o un móvil  o un busca?
Este verano estuvieron unos días mis nietos en casa y la pequeña Zoe se acercó a mi compañero (que también se llama Carlos y que por cierto está harto de los chistes que le hago al respecto) después de oirse tres ¡¡CAAARLOOOOS!! consecutivos  le dijo muy formalita: "Cadlos, te llaman".

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista