Pero los caminos de esta tierra son peligrosos y un hombre solo es buena presa para los Brarnos cuando tienen hambre.Andaba por los bosques de Flerca cuando cuatro Brarnos le salieron al paso. –Humano, suelta tu espada y prepárate para ser devorado –gritó uno de ellos, que parecía ser el jefe.Hormel los miró uno a uno y sonrío con esa sonrisa ladeada que presagiaba que algo iba a ocurrir.Los Brarnos le rodearon. Sus únicas armas eran unos garrotes, pero con su fuerza sobrehumana eran capaces de arrancar la cabeza de un hombre de un solo golpe.Hormel sacó su espada lentamente mientras se movía en círculos, esperando el primer ataque. No tardó mucho en llegar; uno de ellos se abalanzó hacia él girando el garrote sobre su cabeza. Cuando soltó el primer golpe Hormel lo esquivó con un rápido movimiento de cintura y clavó su espada en la garganta del monstruo, lanzando un grito desgarrador que retumbó en todo el bosque.Otros dos fueron hacia él. El primero recibió una estocada en el estomago haciéndole caer de rodillas mientras el segundo soltaba su garrote con rabia. Hormel solamente dio un paso lateral. El garrote le rozó el brazo y terminó incrustado en el cráneo del Brarno arrodillado; se giró sobre sí mismo y de un golpe certero cortó la cabeza del segundo Brarno. El jefe salió corriendo pero Hormel lanzó su espada con todas sus fuerzas, clavándose en la espalda del hombre-animal.Agarró su espada, la limpió y volvió a sonreír con su sonrisa ladeada.
Los caminos de Mundo profundo son peligrosos, pero Hormel no teme a nadie, ni a nada.Quizá no sea un guerrero, pero él aprendió a luchar.En mundo profundo o aprendes a luchar o aprendes a morir. Y a él no le apetece morir; al menos todavía.