Era noche cerrada; corría un fuerte viento del este; Hormel seguía el camino que llevaba a Bidós. Le hervía la sangre; Sorana le había vuelto a engañar, no le gustaba hacer daño a las mujeres, pero ella era el mismo diablo.A dos millas de la entrada de Bidós, le salieron al paso tres Animols.Los Armiols eran una especie de animal mitad pantera, mitad oso,Eran grandes como osos, pero ágiles como panteras y muy feroces.Se pusieron los tres obstruyendo el camino, mientras le gruñían.Hormel sonrío con su sonrisa ladeada, estaba muy enfadado y había encontrado contra quien descargar su rabia.Los tres animales le rodeaban mientras Hormel sacaba su espada.Las bestias intentaban oler el miedo, pero el miedo no existía en Hormel.Veía los ojos brillantes de los animales y sus grandes colmillos blancos.Uno de ellos se acercó a él y le levantó sobre sus patas traseras poniendo su hocico a escasos centímetros de su cara, echándole el aliento en el rostro, el pestilente aliento. Eso hizo enfurecer aún más a Hormel que clavó su espada entre las costillas del animal haciéndole caer al suelo redondo. Antes de sacar la espada del animal, otra de las fieras se lanzó contra él tirándole contra el piso, desarmado, el Armiol intentaba morderle el cuello, pero Hormel con un movimiento rápido le agarró de las mandíbulas y haciendo un esfuerzo sobrehumano se las arrancó de un solo tirón, se levantó rápidamente. El último animal daba vueltas alrededor de él, gruñendo, tenía miedo, pero tenía más hambre.Hormel sacó la espada del primer Armiol y se puso en guardia esperando el ataque. La bestia hacia los círculos cada vez más estrechos y Hormel giraba siguiendo los movimientos del animal.El Armiol se detuvo un momento y miró hacia un lado, se oía algo parecido al llanto de un bebe. Hormel saltó sobre la bestia y hundió su espada en el lomo del animal, este se puso de pie dando un tremendo alarido y haciendo caer al hombre de espaldas.Los lloros del niño cada vez eran más fuertes, Hormel se acercó y vio que no era un niño, si no una cría de Armiol. Hormel levantó su espada para acabar con el pequeño animal, pero le vio la carita y le dio pena.Saco un mendrugo de pan y un trozo de cecina de jabalí y se lo dio al animal. Después de devorar con avidez la comida se acercó al hombre y le empezó a lamer la mano. Aunque acababa de matar a toda su familia el animal mostraba signos de cariño. Hormel le acaricio la cabeza un momento y reanudo su viaje, la pequeña bestia le seguía unos metros por detrás. Hormel vio que le seguía, le espero a un lado del camino. El Armiol se pegó a él y continuaron los dos juntos el camino a Bidós. Era el comienzo de una gran amistad.