Revista Diario
Historias en Londres
Publicado el 01 septiembre 2011 por JoanaabrinesAmé Londres mucho antes de conocerla. Hubo otras ciudades antes y habrá otras pasiones después pero ninguna urbe es como Londres ni ningún amor como este. Me encontré en un buen lugar en un mejor momento. Tomé un avión a Londres con el fervor de quien viaja a la tierra prometida. “Londres no puede ser reducida a antropomorfismo: siglos de paz civil, de comercio próspero, de empirismo y de cielos grises la han hecho diferente. Quizá Londres sea una proyección del carácter inglés”, escribe Enric Gonzáles en “Historias de Londres”, libro que leí y viví mientras viajaba sola, junto a mi guía oficial: “Secret London. An unusual Guide”.
En esta isla no hay sentimentalismos, ni derroches de pasión ni verdades como puños. Los ingleses son como son porque deben ser así. Antes de llegar, la ciudad estaba en llamas pero la policía apagó el fuego con extintores de gran alcance, no fueron suficientes las escobas de los vecinos. Cuando llegué no vi humo ni olí a chamusquina. Ya todo era pasado. Pero pisando sus calles rememoré London’s Burning de The Clash, una banda británica de ska-punk, de la que se ha dicho mucho, pero lo mejor es esto: “the only band that matters”.
En términos urbanísticos reina un gran desorden natural. No encuentras las calles que buscas ni aunque estés delante. Y los londinenses no saben darte las indicaciones precisas para llegar al lugar que les preguntas y las guías te confunden con esquinas inexistentes. Pero Londres está diseñada para que habiten residentes y turistas sin ninguna compasión. Las señales y los mapas te acompañan todo el camino. Tardé muchos paseos, y dejé muchas visitas por hacer, en percibir la armonía secreta que reina en el aparente caos. Como escribe Enric González: “El inconexo y variable microcosmos londinense egoísta, injusto y tenaz como la naturaleza misma”.
Londres es una torre de babel. He visto judíos, chinos, rumanos y más negros que en São Paulo. Me pregunto si la palabra contemporánea sirve en una ciudad atemporal como Londres. Esta isla políticamente incorrecta está hecha para señores y siervos. Gente feliz que lee el Sun, con su tercera página casi al desnudo, y los bestsellers de turno. Ahora es el momento de “One Day” para poder ir a verla al cine y decir que el libro está mejor. Al inglés de a pie le gusta la monarquía, los terratenientes y los señores. Quizá les gusten por rutina, esas cosas que gustan en la isla, tienden a contagiar al turista desprevenido. Yo pisé Buckingham una tarde y volví a la mañana siguiente para ver el cambio de guardia pero solamente vi dos caballos patrullar y el cambio de uno con otro. ¡Soberano ritual ridículo! Los anacronismos de la modernidad se encuentran en la realeza, los palace, las carrozas y el cambio de la guardia. Recordé las salas de palacio que había visto en “King’s speech” y las largas colas devotas cuando murió Lady Di. La reina madre es seguramente una fuente de ingresos por su carácter de souvenir o dicho en boca de González: “el mejor argumento para preservar la monarquía es el atractivo turístico”. El propietario del grupo Virgin, Richard Branson, asegura: “acabar con la monarquía sería tan grave y traumático como perder Índia de nuevo”. La Firma es una lúgubre versión de la familia Adams. Los Windsor no gozan de gran reputación como intelectuales y aceptan con deportividad sus heredadas limitaciones. El todavía príncipe Carlos, heredó el coeficiente familiar. Un hombre asustadizo, inadaptado y siempre fuera de lugar que tuvo que medirse con Diana Spencer: la imagen más poderosa de la cultura popular mundial que tiene Memoriales por todo Londres. Pero la reina madre conserva el poder político de la reina Victoria. Han pasado los años pero todo sigue igual ¡Ojo con hablar mal de la Queen Mum, excepto que seas Alison Jackson en su programa Double Take!
Pude saber cómo es Hyde Park en verano. Amplio, silvestre y cruzado por el Serpentine, afluente del Thames. En los jardines de Kensingston encontré Neverland y la historia de Peter Pan. Antes de nacer los niños eran pájaros y mantenían durante un tiempo la capacidad de volar. Peter Pan continúa viviendo en el Islote de los Pájaros en Serpentine y tiene la edad de 7 años, para siempre. Si yo soy Wendy en esta historia: ¿cómo no iba a enamorarme de un tipo egoísta, divertido, irresponsable y desmemoriado como tú? El nombre de Wendy lo inventó Barrie de la deformación de friendy (amiguito), una palabra que se popularizó fácilmente porque los ingleses no son puristas con su idioma, lo utilizan para deformarlo, lo masajean a hablar y como los andaluces hablan rápido y se comen palabras. Te entienden más si no eres demasiado correcto al hablar. El inglés siempre va un paso por delante del idioma. Yo que siempre he ido un paso por detrás, pero me sentí como en casa al transitar esta ciudad porque desde lejos ves a los españoles, por la cara los reconoces y cuando hablan, lo confirman. Yo sigo luchando contra los phrasel verbs. Cuando llegué, al comprar “Time Out” en un WHSmith debí decir algo que sonó más o menos así: “bla bla bla” pero al final me entendieron y leí la revista, entendiéndola. Cuando hablo en inglés tengo que intentar no pensar.
He visto iglesias vacías. Dudo de si los ingleses veneran a Dios o al sentido común. El anglicanismo parece ser una religión de circunstancias. “Los ingleses son católicos disfrazados” dice Miguel Ángel Bastenier y la diferencia entre católicos y anglicanos es la obediencia al papa, los primeros: y al rey, los segundos. Según Alexander Chancellor, periodista británico The Independent: “la iglesia anglicana es una institución pensada para gente con temperamento religioso pero sin fe”.
Transité cada esquina, respiré cada barrio, fotografié cada instante y fantaseé con mis rutinas de residente en Londres. Aunque este haya sido mi primer asalto solitario, en breve regresaré a la ciudad para quedarme. Prefiero volver acompañada para compartirla a tiempo real.
P.S. Reflexiones del libro referenciado en el texto y del que tomo prestado el título para el post & Experiencias vividas en primera persona con lecturas complementarias.
LONDON, A TO Z: más fotografías en la página de facebook de IMPAR(3en1)