Bibliometro #53. Por el título queda claro que estamos ante un conjunto de cuentos pero lo otro que hay que aclarar es qué cuentos son los que tenemos acá. ¿Cómo así? La otra vez comentábamos La niebla, libro que reunía tres historias originalmente compiladas en Skeleton Crew, el cual consta de más de veinte cuentos. ¿Dónde quedaron los demás? Exacto: en Historias fantásticas, sólo que tampoco los tenemos tooooodos acá, pero vamos avanzando. En este volumen tenemos 13 relatos. Según mis cálculos faltan seis o siete para completar Skeleton Crew. Algún día, algún día...
Hay tigres. Un pequeño cuento, bastante divertido y jocoso, sobre un muchacho que va al baño y se encuentra con una desagradable e ilógica sorpresa esperándolo frente a los urinarios. Una ocurrencia infantil hecha relato (tiene sentido, es de los primeros cuentos escritos por King). Está bien para empezar.
Apareció Caín. Acá tenemos un cuento que tiene algo bien curioso: de atmósfera y ritmo anticlimáticos, como si fuera un extracto proveniente de un relato más extenso, pero que tiene lo medular: un estudiante que, luego del último examen, pretende despedirse a lo grande (with a bang!, si me entienden). No hay explicaciones, no hay conclusión, no hay final, sólo el frío y cruel proceso, luego la violencia, esperada e inesperada a la vez, ilógica, extrema. Sin duda un cuento más sustancial, te descoloca, te desubica.
Zarabanda nupcial. Quizás mi favorito de todo el conjunto. Es la historia de unos músicos de jazz y una curiosa anécdota que les ocurrió en un trabajito que tuvieron que hacer para un mafiosillo irlandés: tocar música en el matrimonio de su hermana, que resulta que es una vaca inmensa (bueno así la describen qué quieren que le haga). Problemas de músicos, problemas de mafiosos, muchas balas, mucha mala leche. En resumen, una historia tan entretenida como algo nostálgica, lacónica, con un cierto pozo de tristeza que hay que saber identificar y apreciar: la vida no es fácil para los desadaptados, sería la lección que extraigo.
Paranoia: un canto. Un cuento lírico en forma de verso. Me gustó bastante. Por el título pueden imaginar por dónde va la cosa y yo sólo puedo adelantar que tiene una atmósfera nocturna y claustrofóbica muy bien lograda.
El ordenador de los dioses. Acá tenemos una historia más típicamente King, es decir una vida corriente de algún personaje frustrado que se ve trastocada, para bien o para mal, por un acontecimiento extraordinario e inesperado, muy al estilo de La dimensión desconocida, y cuya premisa se asemeja bastante a la de otros cuentos suyos que ya le hemos leído: qué pasa cuando llega a tus manos un objeto con el poder de cambiar la realidad. Qué cambiarías, qué harías, ¿te aprovecharías de ese desconocido poder? Así las cosas, el protagonista, que es un escritor fracasado que vive con una familia que lo desprecia, pasará del estupor y la perplejidad a la constatación, la experimentación, la ejecución... Ejem, descúbranlo ustedes.
El hombre que no quería estrechar manos. Otra historia típicamente King, en este caso de un modo algo distinto: una historia especial contada por un personaje que rememora dicho acontecimiento. Estamos en un club de caballeros, una noche fría y de fuertes vientos; uno de los más ancianos hombres que van a disfrutar de estas exquisitas reuniones procede a relatar la historia de un asesinato en una inolvidable noche de póquer, cuando un desconocido que le tenía miedo a estrechar manos se les unió a la partida. Un cuento muy interesante, muy bien relatado y, también, dueño de una deliciosa atmósfera de misterio preternatural sabiamente limitado a dos o tres detalles, dejando que el fuerte y el grueso de la historia sea lo humano: el miedo y la sorpresa ante lo extraño y asombroso; la solidaridad, etc...
La playa. Acá tenemos ciencia ficción. No es mi cuento preferido y la verdad tampoco me sentí muy entusiasmado por su propuesta, que tiene un toque de Bradbury ciertamente (y de seguro referencias a otros autores que se me escapan). Es la historia de dos hombres cuya nave cae en mitad del desierto, pero de esos desiertos de dunas, y la forma en que cada uno enfrenta la desgracia: intentando escapar y orquestar un rescate; dejándose engullir por la arena... Poderes desconocidos y grandiosos, toque de thriller psicológico, toque de humor, siento que no está del todo logrado, que no logra diferenciar o potenciar su propuesta, no sé, pero podría interesar a los amantes del sci-fi.
La imagen de la muerte. Una historia que busca ser una experiencia gótica o algo por el estilo, imagino. No soy especialista ni conocedor en la materia, pero tiene que ver con un espejo y las macabras historias que hay sobre quien se mira en su superficie y el efecto que tiene la imagen reflejada en quien observa. No es precisamente mi cuento favorito ni el más memorable, tampoco podría destacar mucho de él. Es lo que hay.
Para Owen. Un muy bonito poema que King le dedica a su hijo, y que tiene que ver con la inocencia en la mirada de un niño (o adolescente).
El camión del tío Otto. Este cuento es bien interesante y entretenido en el que King utiliza el ya conocido pero probado y consolidado recurso del racconto para contar una historia familiar alcanzada por lo extraordinario como explicación o símbolo de la locura humana y de sus mezquindades o pecados: la violencia, la codicia, la locura. Hombres que se hacen a sí mismos, pueblos pequeños con sus variopintos personajes, leyendas locales y, finalmente, la verdad terrible y oculta revelada. El tío Otto, un camioncito abandonado en un prado frente a su casa y el protagonista, el sobrino, que es el que se entera de todo, de primera mano, cuando le toca ir a la casa del tío a ordenar una cuantas cosas. Esta es una historia hecha y derecha.
Reparto matutino. Curioso y peculiar cuento que mezcla de manera anticlimática y enigmática lo anómalo con lo corriente y cotidiano, lo tenebroso con lo bucólico. Es bien interesante la mezcla, aunque más que una historia en sí sea un ejercicio. O, como pude comprobar, un extracto, una prueba; tal parece que este cuento era parte de una novela que King finalmente no completó, de ahí que esta historia, como dije, sea una escena y no un "todo". Como sea, el repartidor de una granja, poco antes del alba, lleva distintos productos a las casas de la gente: botellas de leche, jugos, crema, en fin... Todo muy normal, ¿no? El repartidor también reparte otras cosas menos saludables, y nunca sabremos por qué, pero esa atmósfera de normalidad con que lleva a cabo todo este extrañísimo recorrido sí que da mal rollo.
Ruedas: un cuento de lavandería. También ambientada en el universo del lechero malvado ese. Esta historia es sobre dos colegas que trabajan en una lavandería y que ahora andan por ahí tomando cerveza, toda una desventura de beodos irredentos. Es un cuento que podría considerarse realista, sucio realismo de borrachos hablando sandeces y atrayendo a otras personas a su esfera de patetismo alcohólico, todo muy gracioso eso sí porque, naturalmente, mientras no sea uno el que tenga que aguantarlos, los borrachos dan mucha risa cuando se ponen a hablar estupideces. Eso sí, tiene sus toques tenebrosos, misteriosos y de suspenso, todo relacionado con la figura del lechero ese. Por cierto, se aprovecha de construir un poco más ese pueblo, con sus hitos memorables y estrafalarios habitantes, en lo que King siempre ha brillado, y aunque la anécdota de estos borrachos es bien entretenida (y bien convincente ese poso de amargura que intentan llenar con alcohol), sigue teniendo ese carácter "inacabado" que se evidencia aún más con un final muy abrupto para su propio bien.
El brazo. En términos de calidad este es el mejor cuento: más atmosférico, más potente, más sólido, más rotundo. Es una perfecta mezcla entre el aspecto humano que tanto caracteriza a King y el aspecto sobrenatural, espiritual, misterioso, "terrorífico" si prefieren. Es la historia de una anciana que ha vivido toda su vida en una isla, sin jamás haber abandonado sus perímetros, sin jamás haber pisado la tierra del continente. Es una historia que recapitula sus hitos biográficos así como los cambios que el tiempo ha ido efectuando en la isla misma y en la población, en sus habitantes, en cómo han cambiado las cosas a medida que llegan las tecnologías y esas cosas. Una historia de comunidad bien unida y conocida, la gente de la isla se protege contra las inclemencias naturales y las maldades humanas, que no faltan aunque estén aislados por un mar bravo y vientos afilados como cuchillas. Pero es una anciana, y por algo ejercita la memoria, porque algo la llama. Es la anciana encontrando cierta paz antes de irse de la isla, y vaya que King logra aunar muerte y poesía, con la belleza de sus símbolos y metáforas. El brazo, por cierto, es la porción de mar que separa la costas más cercanas de la isla y el continente; el brazo, en invierno, se congela y puede caminarse...
El libro está bastante viejito y manoseado pero al parecer lleva siendo prestado desde agosto del 2021 nada más. Desde entonces, es decir en poco más de tres años, las Historias fantásticas de Stephen King han sido pedidas en 23 ocasiones, poco más de siete por año. El 2022 fue su año de gloria. Como ven, ha tenido tanta actividad que hasta han debido comenzar a estampar fechas en el reverso de la ficha bibliográfica, que en su cuadro principal está bastante prolijo y ordenado, ¿no creen?, ¡sin ninguna casilla desaprovechada!