Ella tenía 18 primaveras y la cabeza llena de pájaros despistados.
Y la primera vez que le vio fue en una fiesta.
Durante Meses había permanecido en segundo plano, observando, silenciosa.
Y quizás fue casualidad pero la primera vez que se besaron fue en una fiesta.
La de su 19 cumpleaños.
Él la besó primero dulcemente y luego con furia...
aquella noche ella aprendió a amar.
Y luego hubo más Besos...
besos por las calles de aquel pueblo envenenado, besos con canciones, besos en el videoclub.
Besos en el paseo de la playa y en las cafeterías de ingleses y besos con poca ropa.
Y ella aprendió que solo se enamoraría una vez.
La gente de su entorno murmuraba...
A mamá le decían que te habían visto corretear de la mano de un hippy con un pañuelo en la cabeza.
Pero tú no decías nada, tan solo te escuchábamos reír...
Nunca te importó nada... salías a la calle con cualquier ropa, despeinada y plena...
segura de ti misma porque él era tu más preciado tesoro.
Y mientras él vistiese tu mano con la suya, mientras sus susurros acariciaran tu cuello, tú jamás escucharías los rumores de un pueblo envenenado...
Porque aquella noche de verano en tu 19 cumpleaños él te enseñó a amar.
Y desde ese momento no ha dejado de haber ni un solo día en que hayas dejado de hacerlo.